Aprende del agua que es humilde y generosa con cualquiera. Aprende del agua que toma la forma de lo que abriga: en el mar es ancha, angosta y rápida en el río, apretada en la copa. Aprende del agua que se te escurre entre los dedos, tan graciosa como la espiga que se somete a los caprichos del viento y se dobla hasta tocar con su punta la tierra pero pasado el viento la espiga recupera su erguida postura, mientras el roble, que por duro no se doblega, es quebrado por el viento. Se blando como el agua para que el Señor pueda moverte graciosamente en cumplimiento de tu destino y serás eterno como El porque solo el que deja trascender por lo trascendental, sera trascendente.
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