LOS PAPELES DE CABRAL: CAPÍTULO I
Autor: Facundo Cabral 09/12/2009
Cuando recuperé la autoestima mejoró mi calidad de vida, cuando me perdoné deje de acusar a los demás. (Nada como vivir sin enemigos) La autoestima es al reino del hombre lo que la sobrevivencía es al reino animal.
En todo el mundo encuentro señales que indican que llego la hora de vivir amplia y luminosamente, pero para este cambio debemos saber qué es lo que queremos para hacernos cargo de nosotros mismos, entonces trascenderemos lo radical, lo sectario y lo político para crecer universalmente, para comprender que la verdad es una sola y que podemos abarcar una dimensión más amplia que la materia.
En nosotros está la vida que se expande como el universo, del que es parte nuestra intuición y nuestra creatividad; nos ponen en contacto con los ilimitados campos de la conciencia.
Somos seres con una inteligencia trascendente, más allá de lo racional, que estamos permanentemente atravesando un proceso evolutivo y fluctuante por esencia, seres capaces de trascender a nuevos niveles de conocimiento en una espiral de expansión infinita.
Busco esa nueva trascendente posición interna para una constante y sensible confrontación de la realidad externa, por dura que esta sea, entonces será mas firme, más constante, más afectivo, más efectivo. Más generoso, más tolerante, más realista, más humano.
Conquistarse es la única conquista (la revolución fundamental es revolucionarse) entonces podré humanizar todo lo que me rodea.
El futuro de nuestro planeta depende de que cada uno se atreva a descubrir cómo ser mas ético y responsable para cuidar su propia humanidad, como expandir su espacio y controlar mejor su territorio, lo que le permitirá adquirir una perspectiva mas trascendente que ayudará a que los demás alcancen lo mismo a través del cada uno que hay en cada cual, entonces el hombre, la guerra, la ignorancia, y la desdicha desaparecerán de la faz de la tierra.
Me conmueve ver como se abren las puertas del nuevo mundo que forjara el nuevo hombre, la maravilla de cualquier crisis porque toda crisis es el anuncio de un nacimiento, que siempre es un milagro (estoy seguro que ahora el milagro es el nacimiento del hombre) Por todas partes se insinúa el parto porque la humanidad es la embarazada, por eso sospecho que el hombre que Dios tiene previsto en cualquier mirada, a cualquier gesto, en las manos del músico, del carpintero y de la madre, en el niño que canta lo que no se imagina.
Trabajo el nuevo espacio para el nuevo hombre que puedo ser, determino mi vida, acabo con el automático responder y reaccionar, como efecto, porque ya sé que el hombre es causa. Me hago cargo de las circunstancias de mi vida y encuentro dentro de mí, todas las respuestas porque me animo a saber quien soy, que es el gran desafío.
Después podré comprometerme con el funcionamiento de la humanidad. Solo después de saber quien soy y animarme a vivir, como lo que soy, cuando haya encontrado el significado de mi vida y pueda entender la vida que me rodea. Si me atrevo a volver a mi niñez, cuando tenía sueños y visiones, también puedo retornar a la época en que tenia la capacidad de renunciar, perder, abandonar, cuando nada me importaba tanto como para encadenarme.
Si lo consigo, la vida será un juego, una fiesta que no dependerá de los resultados sino de la intensidad. Hoy, en la ciudad de Panamá, verde y caliente, es el primer día del resto que me queda. Los conflictos son la confirmación de que el hombre tiene la cabeza dividida (el hombre entero no tiene pleitos, porque vive lo que es, no lo que debería ser.)
Los deseos constantes que multiplican los mercaderes producen conflictos que , sumados a los pensamientos opuestos que producen las partes de la mente dividida, traen desdichas que agotan al hombre que no sabe que sufre porque su mente dividida solo provoca pleitos. Es difícil sospecha la totalidad de la vida, si creo que solo hay belga o ingeniero o protestante, Ilusión es que me convierta en nadie y en nada porque sólo se es en la totalidad, que incluye todo. Esas divisiones e mpobrecen, al hombre, lo arrinconan, lo transforman en un mueble en plena vida, no puedo ser moral si sólo me creo bueno o malo, no puedo ser justo si sólo pienso en mi, no puedo conocer el mundo con una mente parroquial, no conoceré la verdad si tengo intereses (la verdad esta lejos de nuestros pre conceptos).
En Buenos Aires, Raúl Alonso pinta lo que debería haber pintado yo, como Vallejo sufrió inteligentemente para los ignorantes que jamás lo entenderán, como Neruda descendió a la política en vano y Lorca fue inocentemente erótico. Aquí mismo el sol, como una revelación, aparece entre las nubes, se abre paso a través de ellas como mi canción por las hendijas que dejas, las gaseosas que deciden cobarde, dictatorialmente, qué música se escuchará en el mundo, en el mundo donde muchos creen en la lucha de clases, y por esa razón no ven que el individuo puede elegir la clase que quiera pertenecer a una o a la otra, o a las dos , o a ninguna, que nada lo impide dirigir o ser dirigido, que pueda elegir que su vida sea hambre o festín.
Por creer que es una sola cosa (francés, musulmán, gobernado o comunista) el hombre olvida que es todo, por eso cree que se habla de él, sólo cuando se habla de Alemania, o se siente ofendido solo cuando se burlan de Inglaterra, o se siente un patriota, cuando gana Winbledon, o se enoja porque Maradona erró un penal (es el mismo que se alegra cuando hace un gol con la mano, pero lo acusa antes que la ley por la cocaína). Facundo Cabral.
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