Y a los 14 años viviendo en el campo con gente mayor, no hay nada que hacer, por supuesto no existía la televisión, no había ni radio, para hacer el amor había que casarse y era demasiado caro el precio, te imaginas, perder la libertad para tener un coito mejor sigo virgen.
Y con los campesinos sin darme cuenta a la noche se pone a azar la carne, nos sentamos alrededor, siempre había una guitarra, escuchábamos primero a los viejos que contaban sus anécdotas, los viejos que eran los sabios los que tenían más experiencia, siempre tuvimos como en el américa precolombina y como en el oriente un respeto muy grande, el principal respeto a los mayores.
Y después daba vuelta la guitarra y cada uno cantaba su milonga, ponía su copla, pero sin pensar que uno cantaba bien o mal o que una iba a ser artista.
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