domingo, 8 de febrero de 2015

LOS MOMENTOS ESPECIALES (Transcripción Juana Macedo)


LOS MOMENTOS ESPECIALES
(Transcripción Juana Macedo)

Mi amigo abrió el cajón de la cómoda de su esposa y levantó un paquete envuelto en papel de seda:
“Esto –dijo- no es un simple paquete, es lencería”

Tiró el papel que lo envolvía y observó la exquisita seda y el encaje. “Ella compró esto la primera vez que fuimos a Nueva York, hace 8 o 9 años. Nunca lo usó. Lo estaba guardando para una ocasión especial. Bueno… creo que esta es la ocasión”. –me comentó.

Se acercó a la cama y colocó la prenda junto con las demás ropas que iba a llevar a la funeraria.

Su esposa acababa de morir. Volviéndose hacia mí, añadió:
“No guardes nada para una ocasión especial, cada día que vives es una ocasión especial”.

Todavía estoy pensando en esas palabras que cambiaron mi vida.

Ahora estoy leyendo más y limpiando menos.

Me siendo en la terraza, admiro la vista sin fijarme en las malas hierbas del jardín.

Paso más tiempo con mi familia y amigos y menos tiempo en el trabajo.

He comprendido que la vida debe ser un patrón de experiencias para disfrutar, no para sobrevivir.

Ya no guardo nada. Uso mis copas de cristal todos los días.

Me pongo mi saco nuevo para ir al supermercado, si así lo decido y me da la gana.

Ya no guardo mi mejor perfume para fiestas especiales, lo uso cada vez que me provoca hacerlo.

Las frases “algún día” y “uno de estos días” están desapareciendo de mi vocabulario.

Si vale la pena verlo, escucharlo o hacerlo, quiero verlo, escucharlo o hacerlo ahora.

No estoy seguro de lo que habría hecho la esposa de mi amigo si hubiera sabido que no estaría aquí para mañana que todos tomamos tan a la ligera.

Creo que hubiera llamado a sus familiares y amigos cercanos.

A lo mejor, hubiera llamado a algunos antiguos amigos para disculparse y hacer las paces por posibles enojos del pasado

Me gusta pensar que hubiera ido a comer comida china, su favorita.

Son esas pequeñas cosas dejadas sin hacer las que me harían enojar si supiera que mis horas están limitadas,

Enojado porque dejé de ver a buenos amigos con quienes me iba a poner en contacto “algún día”…

Enojado porque no escribí ciertas cartas que pensaba escribir “uno de estos días”.

Enojado y triste porque no le dije a mis padres, a mis hermanos, a mis hijos, a mis amigos, con suficiente frecuencia, cuanto los amo.

Ahora trato de no retardar, detener o guardar nada que agregaría risa y alegría a nuestras vidas.

Y cada mañana me digo a mí mismo que este día es especial. Cada día, cada hora, cada minuto es especial.

Espero que lo hayan leído muy detenidamente y tomen en cuenta que solo tenemos una vida y que debemos disfrutar cada instante y no esperar un “momento especial”, cada minuto de nuestras vidas ya es un momento especial.

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