50. Señor Dios, danos la paz, puesto que nos has dado todas las cosas; la paz del descanso, la paz del sábado, la paz que no tiene tarde. Porque todo este orden hermosísimo de cosas muy buenas, terminados sus fines, ha de pasar; y por eso se hizo en ellas mañana y tarde. 51. Mas el día séptimo no tiene tarde, ni tiene ocaso, porque lo santificaste para que durase eternamente, a fin de que así como tú descansaste el día séptimo después de tantas obras sumamente buenas como hiciste, aunque la hiciste estando quieto, así la voz de tu Libro nos advierte que también nosotros, después de nuestras obras, muy buenas, porque tú nos las has donado, descansaremos en ti el sábado de la vida eterna.
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