Está permitido que te caigas, pero no que te quedes en el suelo. En este momento, la sociedad está detenida por una congestión del tránsito, que ya es desmesurado, porque las ciudades ya son desmesuradas. Tal vez dejemos de pensar para cambiar todas las ideas y comenzar de nuevo.
Ya no habrá grandes mitos que seguir, ni ideologías. Ahora, deberemos comunicarnos de hombre a hombre. Esta, es la era del individuo, por eso la Internet. Entonces aumentará la calidad, desaparecerá lo macro, para que señoree lo micro. Esto quiere decir, que de aquí en más no habrá televisor, política o familia que pueda apagar ese fuego sagrado que es el alma, donde vive para siempre la inteligencia, alimentada por el universo desde hace tantos siglos.
Los que preguntan avanzan, los que no preguntan se quedan, mueren porque la vida es movimiento. Todo se recrea a cada instante, hay que estar atento.
Madrid, donde Lupe siempre está al borde del pensamiento, pero nunca cae. Miami, que es el puente que comunica a los latinos con los sajones. El desierto de Sonora, donde conocí a Erich Fromm... que decía que Susuki era un budista Zen, porque lo había experimentado y esa autenticidad lo hacía difícil de leer, ya que el Zen no da respuestas racionalmente satisfactorias, pero sí los libros de los intelectuales occidentales, que lo explican más fácilmente aunque no lo hayan experimentado.
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