martes, 21 de agosto de 2018

LAS CONFESIONES DE SAN AGUSTÍN. LIBRO DÉCIMO TERCERO. 44


44. Y puse atención para ver si eran siete u ocho veces las que viste que eran buenas tus obras cuando te agradaron; mas en tu visión no hallé tiempos por los que entendiera que otras tantas veces viste lo que hiciste; y dije: ¡Oh Señor!, ¿acaso no es verdadera esta Escritura tuya, cuando tú, veraz y la misma Verdad, eres el que la has promulgado? ¿Por qué, pues, me dices tú que en tu visión no hay tiempos, si esta tu Escritura me dice que por cada uno de los días viste que las cosas que hiciste eran buenas, y contando las veces hallé ser otras tantas? A esto me dices tú—porque tú eres mi Dios—, y lo dices con voz fuerte en el oído interior a mí, tu siervo, rompiendo mi sordera y gritando: ¡Oh hombre!, lo que dice mi Escritura eso mismo digo yo; pero ella lo dice en orden al tiempo, mientras el tiempo no tiene que ver con mi palabra, que permanece conmigo igual en la eternidad; y así, aquellas cosas que vosotros veis por mi Espíritu, yo las veo; y asimismo, las que vosotros decís por mi Espíritu, yo las digo. Mas viéndolas vosotros temporalmente no las veo yo temporalmente, del mismo modo que diciéndolas vosotros temporalmente no las digo yo temporalmente.

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