viernes, 28 de septiembre de 2018

FACUNDO CABRAL. (1983) EL MUNDO ESTABA BASTANTE TRANQUILO CUANDO YO NACÍ. (Monólogo 1). Transcripción Juana Macedo)

FACUNDO CABRAL. (1983) EL MUNDO ESTABA BASTANTE TRANQUILO CUANDO YO NACÍ. 
(Monólogo completo. Transcripción Juana Macedo) 

El mundo estaba bastante tranquilo cuando yo nací, no había comenzado la segunda guerra mundial, es más ni siquiera existía el sida, lo que quiere decir que los muchachos se podían amar tranquilamente debajo del puente. 

Berisso que era mi pueblo estaba lleno de mujeres fáciles, que eran las que nos salvaban de las mujeres difíciles. (risas) Las mujeres fáciles llenaban los bares de marineros, los turcos vendían casa por casa, los contrabandistas por las calles. Era 1937 y todavía no se hablaba de Perón. 

Berisso era un puerto lleno de marineros que llegaban hambrientos del mar. Generalmente eran rubios, por eso en Berisso a las mujeres decentes se las conocía por sus hijos morenos (risas…) 

El mundo estaba bastante tranquilo cuando yo nací, por eso el viejo Jornaro podía tocar el acordeón hasta la madrugada y nosotros teníamos todo el tiempo para soñar con el mundo, que nos quedaba al norte y nos sigue quedando. El viejo Jornaro tenía una hija la Perla, que había logrado la hazaña de llegar virgen a los cuarenta años (risas…) por eso le decíamos cicatriz, porque lo que tenía era una raya que no había usado nunca, al final se casó con el ciego Soilo que le tapó los oídos para que no escuchara a nadie, le quemó los ojos para que no viera a nadie, le arrancó los dientes para que no le sonriera a nadie, le cortó las manos para que no tocara a nadie, le cortó las piernas para que no se fuera con nadie. 

Pero una noche al volver a su casa el ciego Soilo no encontró la Perla, porque la había raptado el dueño de un circo ruso, que la llevó por el mundo para demostrar las infamias de la propiedad privada… (risas) Cuando pusieron la luz blanca en la calle Nueva York, que era la calle principal de Berisso. El viejo Jornaro no volvió a salir de su casa porque tenía miedo a que se le vieran las manchas y los agujeros de la ropa, así murió. Encerrado por culpa del progreso que es la revancha que los inteligentes se toman contra los felices 

♫♫El mundo era Berisso, donde sobraba el tiempo y la vida era una fiesta, repleta de marineros, con la cabeza vacía y el corazón contento, yo crecí entre las putas, que eran las reinas del puerto. Comisario, vivía tranquilo, porque no pasaba nada, salvo el tranvía 25, que llegaba a La Plata donde todos estudiaban, para manejar más fácil a la gilada. Verdulero lo sofá va barato y las baldosas calientes eran de los gatos, enfrente del conventillo, había fiesta a cada rato. Cada vez que le nacía un nuevo hijo a Rosario ♫♫ (Aplausos)...

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