jueves, 20 de septiembre de 2018

FACUNDO CABRAL. SU HISTORIA (Parte I). Transcripción Juana Macedo.


SU HISTORIA... Mi padre abandonó a mi madre con 7 hijos y caminamos cruzando el desierto de la Patagonia que son un poco más de 3000 kilómetros en 9 años y en esos 9 años fui perdiendo a mis hermanos, es decir conocí a la muerte antes que a la vida. Iban desapareciendo mis hermanos por el hambre y por el frío porque no había por ahí, ni siquiera gente para ayudarte.

A los 9 años logré llegar al auto de Perón y de Eva Perón que recién subían al gobierno y nos dieron una escuela para vivir y un sueldo para cuidar y limpiar esa escuela y yo me fui a vivir solo ya a los 9 años para ayudar a mi madre, andaba por los campos y de vez en cuando volvía a la escuela y traía el dinero para ayudarla, lo traía a las buenas o a las malas, pero lo traía. 

Y a los 14 años viviendo en el campo con gente mayor, no hay nada que hacer, por supuesto no existía la televisión, no había ni radio, para hacer el amor había que casarse y era demasiado caro el precio, te imaginas, perder la libertad para tener un coito mejor sigo virgen. Y con los campesinos sin darme cuenta a la noche se pone a azar la carne, nos sentamos alrededor, siempre había una guitarra, escuchábamos primero a los viejos que contaban sus anécdotas, los viejos que eran los sabios los que tenían más experiencia, siempre tuvimos como en el américa precolombina y como en el oriente un respeto muy grande, el principal respeto a los mayores. 

Y después daba vuelta la guitarra y cada uno cantaba su milonga, ponía su copla, pero sin pensar que uno cantaba bien o mal o que una iba a ser artista. Pero lo que daba vuelta también como la guitarra era la ginebra y a mí me había entusiasmado bastante la idea esta de la ginebra, porque cuando estaba borracho era como que no estaba vivo y realmente yo no quería vivir, estaba inmensamente dolido, ni hablaba. Iba a ser una gran desdicha si no me hubiera cruzado con la gente que me crucé. 

Y a los 14 años robé 3 botellas, dos de ginebra y una de wisky y la robé mal porque salí corriendo del bar y la comisaría estaba en frente. Y me metieron en lo que los mexicanos llaman el bote, por suerte en la cárcel apareció mi primer regalo, porque en la cárcel había un jesuita que fue el señor que me enseñó a leer y empezaron los grandes regalos de la vida, los libros, esa gente inmensa que había pensado cosas extraordinarias desde el “popol vuh de los mayas” hasta el “Eclesiastés de Salomón”. Pero no me permitía jamás meterme en un libro estrictamente religioso, es decir que yo tuve con este señor, ahí adentro 3 años, una formación intelectual muy sofisticada, leíamos a los presocráticos, la poesía de Chan su, leíamos a Confucio, llegamos hasta los filósofos existencialistas, Kirkigan, pero nunca una cosa, que mal llamamos religiosa, porque religión es armonizar diferencias, no separarse en una secta, de ninguna manera y estar siempre lejos del poder que es lo que pudre al ser humano. Eso es el verdadero religioso, el hombre que busca la verdad para compartirla sin fronteras, solamente escuchando su conciencia que es la sucursal de Dios en cada uno, ella sabe lo que está bien y lo que está mal. 

A los tres años de estar ahí, en una noche buena del 54, tenía 17 años, el jesuita me dijo: ya tenés algo en la cabeza para defenderte, mi regalo de la noche buena es ayudarte a escapar, por eso siempre asocié la noche buena a la libertad. 

Cuando yo salí de mi pueblo a los 9 años, mi madre que era un ser excepcional, dignísima, autosuficiente, responsable de su vida, mi madre me acompañó hasta el tren y me dijo: este es el segundo y el último regalo que puedo hacer, el primero fue darte la vida y el segundo la libertad para vivirla. Y no la defraudé, perdí muchas cosas, pero nunca perdí a la amada, a la inmensa, a la inevitable libertad, por eso, unos años después cuando el jesuita me ayuda a escapar en noche buena, sentí la libertad casi de cuerpo entero. 

Pero todavía faltaba un dato, hasta ahí había sido una buena información intelectual, faltaba la otra mitad, que sin esa otra mitad, lo intelectual es nada más que un chisme, faltaba lo espiritual. 

Dos meses después, ahí vagabundeando por los campos, heredé de un viejo campesino, al sur de la provincia de Buenos Aires, una guitarra y andaba cantando por ahí, pero sin pensar que era un profesional ni mucho menos, ni que iba a vivir de esto. 

Y pasó una cosa extraordinaria, el 24 de Febrero de 1954, porque digo esto porque se supone que yo nací el 22 de Mayo de 1937, pero realmente nací el 24 de Febrero de 1954, era un vagabundo como siempre lo fui y lo sigo siendo, lo que pasa que ahora soy un vagabundo first class, te dan un teatro para cantar, te llevan a un hotel cómodo, eso son casi como una beca, un mimo maravilloso, pero siempre fui un vagabundo. Y me encontré con un vagabundo mayor, que es ese momento tendría la edad que tengo yo ahora. Para mí era realmente un anciano y en medio de tanta gente dije: carajo por fin un colega.., cuando lo ví al viejecito y me acerqué a saludarlo …!hola! y me dijo: ¡hola príncipe!, … ¿yo príncipe?, claro ¿cómo le llamás al hijo de rey? … príncipe, ¿y cómo le llamás a la hija del rey? Princesa, lo que pasa que a gente está tan ocupada en cosas chiquitas que no se puso a pensar. Y yo en mi sorpresa porque me lo dijo con tanta autoridad, no como una lisonja … ¡príncipe!, en mi conmoción le dije: debe haber un error porque mi padre es Cabral,… no ese debe ser el esposo de tu madre, no, tu padre es Dios y le creí. 

Y esta noche, no sé cuántas veces más subiré a un escenario, lo más posible que no, esta noche me da mucha alegría decirles, yo lo comprobé, uno solo es el padre. 

Le pregunte a aquel vagabundo y usted cómo sabe esto? porque hace muchos años pasó por aquí nuestro hermano mayor Jesús y trajo la gran noticia, uno solo es el Padre y si uno solo es el Padre la humanidad es una sola familia, y si la humanidad es una sola familia, habitamos un solo país llamado tierra. 

Y tenía razón desde aquel primero de Enero de 1960 que comencé a cantar, a cantar para contar esta noticia no me detuve jamás, excepto ahora, que mi cuerpo ya no lo quiere más. Es más jamás viví en una casa, siempre en hoteles para tener la libertad entera de caminar casi el planeta completo en 51 años y me da mucho gusto llegar al final de esta carrera maravillosa diciéndoles: “es cierto, la humanidad es una sola familia, porque solo encontré hermanos en los 5 continentes, siempre supe que habitamos un palacio de cinco continentes de extensión”. FACUNDO CABRAL

6 comentarios:

  1. EXCELENTE HISTORIA,GRACIAS POR COMPARTIRLA,SALUDOS.

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  2. Este blog ha sido eliminado por un administrador de blog.

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  3. Ahora estoy publicando la historia completa @jeannette Rodz-Verdon

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  4. Realmente interesante esta extraordinaria historia de Facundo Cabral.

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  5. Realmente interesante esta extraordinaria historia de Facundo Cabral.

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