EL HOMBRE Y LA HORMIGA
Un día, se fue a pique un navío con todo y sus pasajeros.
Un hombre, testigo del naufragio, decía que no eran correctas las decisiones de Dios, puesto que, por castigar a un solo impío, había condenado también a muchos otros inocentes.
Mientras seguía su discurso, sentado en un sitio plagado de hormigas, una de ellas lo mordió, y entonces, para vengarse, las aplastó y mató a todas.
Se le apareció al momento un Ángel, y golpeándole con su caduceo, le dijo:
- Aceptarás ahora que Dios juzga a los hombres del mismo modo que tú juzgas a las hormigas.
- La diferencia que Dios ama a sus creaciones y tiene un plan de felicidad para ellas en su hogar eterno y tú por venganza matastes a todas estas hormiguitas sin ofrecerles nada mejor a cambio.
MORALEJA: Antes de juzgar el actuar ajeno, juzga primero el tuyo.
(Esta historia con su moraleja fue escrita por Jean de la Fointane).
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