lunes, 26 de octubre de 2015

El Profeta de Gibrán. LAS DÁDIVAS (5)

DE LAS DÁDIVAS
Un hombre rico pidió:

- “Maestro, háblanos de la limosna”

Y Al Mustafá dijo:

- “Das muy poco cuando das de vuestro patrimonio, sólo das cuando te das a ti mismo. Tus posesiones solo son cosas que asesoras por miedo al mañana. Y ¿qué le traerá el mañana al perro previsor que entierra huesos en la arena mientras sigue a los peregrinos camino a la ciudad santa?

¿Qué es el temor a la necesidad sino la necesidad misma?

Cuando el pozo está lleno es el miedo el que te hace sentir una sed insaciable.

Algunos dan poco de lo mucho que tienen en busca de agradecimiento y ese deseo le quita valor a su limosna.

Pero otros dan lo poco que tienen, es decir, lo dan todo porque creen en la generosidad de la vida y su cofre que nunca se vacía.

El placer de dar es tu recompensa, como dar un dolor es tu autismo.

Pero hay quien da sin dolor ni placer, sin sentirse virtuoso, da como la flor su perfume al aire, como la lluvia se da a la tierra. Como las corrientes sirven al ave. Y es a través de esas manos desinteresadas que habla Dios. Desde el fondo de esos ojos Dios le sonríe al mundo, el dios que nos recuerda que es bueno dar cuando nos piden pero que es mejor dar antes, escuchando a nuestro corazón.

A los hombres generosos les das más placer buscar al necesitado que dar. De todas maneras nada podemos guardar, todo devolveremos cuando llegue el día.

Entonces den ahora para que la estación de la dádiva sea de ustedes y no de vuestros hijos.

A menudo les escucho decir: "Yo daría, pero sólo al que se lo merece." Los árboles de vuestro campo no hablan así, tampoco vuestros rebaños.

Dan para poder vivir, porque guardar es morir.

Y el que es digno de recibir los día y sus noches, merece recibir de ustedes lo mismo, es decir todo.

El que bebió del río de la vida merece llenar su copa en nuestro arroyo.

Y le pregunto: ¿Quienes son ustedes para ver al desnudo los méritos y la dignidad de los otros? Vean primero si ustedes perecen ser donadores.

Los instrumentos de la dádiva porque en realidad es la vida la que da la vida. Ustedes solo son testigos y los que reciben, porque todos somos receptores. Entonces no carguen con el peso de la gratitud para no encadenarse ni encadenar al que les dio, exagerar vuestra gratitud es dudar de su generosidad que le viene de la madre tierra, de corazón abierto y de Dios Padre que se da en todo porque Él es TODO.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario