miércoles, 8 de agosto de 2018

LAS CONFESIONES DE SAN AGUSTÍN. LIBRO DÉCIMOTERCERO . 5

5. Pero ¿acaso te faltaría algo en cuanto Bien, cual eres tú para ti, aunque estas cosas no fueren en modo alguno o permanecieran informes, las cuales hiciste tú no por indigencia, sino por la plenitud de tu bondad, reduciéndolas y dándolas forma, aunque no como si tu gozo hubiera de ser completado con ellas? No, sino que, como a perfecto, te desagrada su imperfección, para que tú las perfecciones y te agraden, aunque no como a imperfecto, como si tú hubieras de perfeccionarte con su perfección. Mas tu Espíritu bueno era sobrellevado sobre las aguas, no llevado por ellas, como si en ellas descansara. Porque en quienes se dice que descansa tu espíritu, a estos tales les hace descansar en sí. Mas tu voluntad era sobrellevada incorruptible e incontaminable, bastándose ella misma en sí para sí, sobre aquella vida que habías creado, y para la cual no es lo mismo vivir que vivir felizmente, porque vive aun flotando en su oscuridad, y a la que resta convertirse a aquel por quien ha sido hecha, y vivir más y más en la fuente de la vida, y ver en su luz la luz, y así perfeccionarse, ilustrarse y ser feliz.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario