Camina tranquilo, que no te confundan los noticieros, el bien es mayoría, que no te distraigan de tu tarea, que es alcanzar la plenitud, nada como vivir en uno mismo. Solo así, puedes sentirte en casa como en cualquier parte, entonces nada es lejos ni ajeno. Si cada uno fuera cada cual, la sociedad sería una orquesta, enriquecida por todos los sonidos, por todas las voces. Una grandiosa armonía de individuos, la sinfonía donde todos aportan su voz. Una partitura escrita, para cada uno de los instrumentos, es decir, una partitura respetada por todos. Pero esa orquesta que debería ser, está fragmentada, todos estamos contra todos y esto nos ha agotado y desesperanzado, perdimos la imaginación que podría darnos alguna idea de convivencia. Pero el miedo que es ignorancia, nos separa más y más y este divorcio nos enferma y empobrece a todos. La humanidad, es un repertorio riquísimo, tan brillante como interminable y todos tenemos que ver.
Todos venimos de un primer hombre, de una primera mujer, hay negros y chinos en mí, soy tan bueno como Jesús y tan peligroso como Hitler. Soy tan musulmán como ateo, muero como el que muere y nazco con el que nace. Todos somos fecundados y auxiliados por todos, pero desestimamos a todos,.. porque nos desestimamos. En lugar de enriquecernos con el otro, le escapamos, nos combatimos, en lugar de asociarnos. Matar al otro es suicida, porque... es una continuación nuestra. El odio que es miedo, nos ha traído a esta desesperanza donde se ahoga la imaginación y sin imaginación, perdemos la bendita semejanza, es decir dejamos de ser creadores.
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