Parece que Dios nos ama más que nosotros mismos, porque sigue dándonos oportunidades todos los días. San Francisco tenía razón. El sol y la luna son hermanos. Los animales y las plantas son hermanos, porque todos somos criaturas del Señor.
Entonces nuestras obras son nuestras hermanas y hermanas del sol, la luna, los animales y las plantas. Y si digo nuestras obras, digo la pintura, la música, la literatura, los automóviles, los aviones, los teléfonos, las computadoras.
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