domingo, 23 de noviembre de 2014

MI ENCUENTRO CON FACUNDO CABRAL 4. Autor: Pla Ventura. 14.06.2007


MI ENCUENTRO CON FACUNDO CABRAL 4
Autor: Pla Ventura 14/06/2007 

¿Qué representa España para usted?
A España le debo la lengua y los grandes hombres de letras. Sin ellos yo no existiría, como tampoco existirían Borges, Paz, Fuentes, Márquez, Neruda y otros muchos. No entiendo que hubiera sido de mí sin Cervantes Saavedra, por tanto, sin España.
Dígame, por favor, un mensaje concreto para este mundo mercantilizado en que vivimos en que, por lo visto, hemos perdido los sentimientos.

Yo le diría al mundo que nacemos para vivir, por tanto, no podemos perder ese tiempo precioso acumulando cosas a las que nos encadenamos. Recuerda que, si vivimos encadenados, no tenemos libertad y, sin libertad no se puede vivir.

-Cantor, poeta, enviado.... ¿ Cómo se define usted?

-Soy, sencillamente, un testigo que vino a explicarle a sus hermanos que la vida vale la pena, así lo dije y lo pregoné en 165 países.

-¿Cuál sería ese " negocio" del que habla usted para que se lo propusiéramos a todos los malos para, de este modo, que pasaran a formar parte del grupo de los buenos?

-El mejor negocio que un ser humano puede hacer, lo dije y lo repetiré millones de veces allí donde estuviera, es ser buena persona, sencillamente, porque se te abren todas las puertas. Lo dije y lo vuelvo a repetir: si los malos supieran que buen negocio es ser bueno, serían buenos aunque fuera por negocio.

-Si se calla el cantor se acaba la vida, ¿verdad?
-Pero es que el cantor nunca se callará, sencillamente, porque el cantar, como el orar, forma parte de la vida. Cantando y orando discurre mi sencilla vida.
-¿Es usted un revolucionario del alma?
-Si, creo firmemente en la revolución espiritual, algo así como revolucionarse para evolucionar. La revolución fundamental es revolucionarse.

-¿Que prefiere, amar, o ser amado?
-Siempre quise amar y siempre amé de verdad, por tanto, siempre fui recompensado. Pero nunca olvides que el verdadero amor jamás espera recompensa. Esto, entre tantas cosas bellas más, lo aprendí de mi madre.

-Ante usted me encuentro con la tremenda disyuntiva del alma en que, por mucho que me esfuerzo, no logro saber si usted está en el mundo para aprender o para enseñar. ¿Qué se considera alumno, o profesor?

-Yo creo que maestro no es el que enseña, sino el que siempre aprende. Mi vida ha sido una lección a diario. Le debo al mundo que me enseñara sus culturas, sus tradiciones, sus ancestros más bellos.

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