Cada mañana es una buena noticia, cada hombre justo es una buena noticia, cada niño que nace es una buena noticia, cada cantor es una buena noticia porque cada cantor es un soldado menos, por eso hay que cuidarse del que no canta porque algo esconde.
Esto lo aprendí de mi madre, que fue la primera buena noticia que recibí. Se llamaba Sara y la elegí como madre por la misma razón por la que Dios la eligió como hija. Nunca pudo ser inteligente porque cada vez que estaba por aprender algo, llegaba la felicidad y la distraía, nunca usó agenda porque sólo hacía lo que amaba, y eso se lo recordaba el corazón, es decir se dedicó a vivir, y no le quedó tiempo para otra cosa.
De mi madre también aprendí que nunca es tarde, que siempre se puede empezar de nuevo, ahora mismo le puedes decir basta a la mujer que ya no te gusta, al hombre que ya no amas, al trabajo que odias, a las cosas que te encadenan a la tarjeta de crédito, a los noticieros que te envenenan desde la mañana, a los que quieren dirigir tu vida, ahora mismo le puedes decir basta al miedo que heredaste porque la vida es aquí y ahora mismo (aflójate, no tienes que cuidarte porque aquí no hay enemigos, aquí hay un hermano, aquí no tienes que vender o comprar nada, aquí el tiempo no importa porque señorea la eternidad, aquí no se blasfema, aquí se bendice).
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