La vida del artista es simple: camina por las calles de la ciudad sin un peso en el bolsillo hasta que sonsigue una oportunidad, entonces va de teatro en teatro por el mundo y en los intermedios bebe café, ama a cualquiera, se enborracha con marinos y colegas, adora a Michelángelo y a Picasso, se detiene extasiado en el Niño y excitado en el Sena, duerme en hoteles siempre diferentes y un día muere solo para que lo descubran todos.
(Todo seguía igual, aunque en Guatemala la tierra se abriera y Nixon dudara y Perón insistiera. Esas cosas no impedían que las cigüeñas retornaran a España ni que los vinos maduraran con los quesos y las canciones ni que la tierra diera vueltas para regocijo del Señor, padre de mi madre, que amaba a Gardel y a Celedonio Flores como yo).
Somos presa de asociaciones infinitas, como Borges de Macedonio Fernández y este de John Donne y este de Homero, que dependía hasta de las adivinanzas de los pescadores y si digo pescadores, y si digo pescadores Neruda y Matilde y el amor, entonces Sylvia, que si todavía me ama es por los que amo.
Que es lo mas desdichado? Le pregunté al derviche en las afueras de Teherán.
-No encontrarle sentido a la vida, me dijo.
-Qué hace el hombre maduro?
-Aceptar que todo termine siendo una monotonía, pero también goza la diversidad de las reiteraciones.
El hombre maduro, ante todo, espera, privilegio del que ha superado a la ansiedad.
-A dónde le gusta vivir?
- Por ahora aquí, no podemos ser descorteses con el adora y aquí que nos eligió Dios. Sería bueno que mañana quiera vivir donde esté, al fin y al cabo el mundo está en uno.
-Que le gusta pensar?
-Que siempre habrá otra oportunidad.
-Que es lo que más le agrada?
-Ver cómo se renueva la naturaleza, que no pierde tiempo con la cultura que se le opone, que hace trampas para evitarla.
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