domingo, 12 de mayo de 2024

MI MADRE SE LLAMABA SARA.


Mi madre ya se fue, es decir se nos adelantó hace nueve años, yo soy un plagio de mi madre, yo hice el trabajo de mi madre, soy mi madre macho, que eso no significa nada porque los dos somos parte de una misma cosa. Ella tuvo que criar hijos porque se enamoró de un solo hombre, tal vez ella cayó en el error para que yo no cayera, pero mi madre era,espectacular, no lo sabía, eso no es bueno.

La más grande noticia la trajo Jesús, como siempre, uno solo es el padre, yo no sabía esto, mi padre tampoco lo sabía, mi padre humano no, tampoco lo sabía, para hablar mejor con mucha más propiedad, el marido de mi madre tampoco sabía esto.

Un día se olvidó que tenía 6 hijos y se fue y la dejó sola a mi madre, yo era el séptimo. Les voy a contar esta historia porque es casi como una fábula.

Mi madre, analfabeta, sacó 75 mil niños de la calle padre, antes de morir, nuestros niños ganan 3100 dólares por mes y tienen 4000 hectáreas, hacen estas botas y 71 productos más, mi madre, mejor dicho el padre a través de mi madre y un presidente argentino, anterior a Menen, se la presenté en una reunión a mi madre y el le dijo: Sara conozco su obra, que gusto de conocerla, …mi madre es una mujer excepcional, ya les contaré, yo soy un tipo con suerte, y el presidente le dijo a mi madre: Sara en que le puedo ayudar y mi madre le dijo: “con que no me joda es suficiente”… ¡Aplausos!

“Usted me puede dar un alma como me dio el Señor, me puede dar un espíritu con el que vuelo cada noche y en cada oración, usted me puede dar una voluntad que me pone de pie todos los días, imposible, nada me puede dar, simplemente un lugar en la sociedad. 

Mi madre decía: “El día del juicio final, Dios no va a juzgar uno por uno porque sería ardua tarea y tiene que ver un universo, está muy ocupado, va a juzgar el promedio de la humanidad y si juzga al promedio estamos salvados porque la mayoría es buena gente” y eso yo lo sé.

Cuando yo estaba por nacer, mi padre se fue un día antes de que yo naciera porque conoció a otra mujer y yo nací en la calle, mis padres alquilaban una casa y nunca le dijo a mi madre que hacia 3 o 4 meses que no pagaba los alquileres y entonces el dueño se enojó y la echó. Me dijeron que había niños acá huérfanos, no creo, no les crean nunca cuando les digan que son huérfanos por favor, porque todos tenemos un Padre y es eterno, no, por eso decía: Te puede faltar el marido de tu madre, jamás tu Padre, tu padre está siempre. Mi padre se fue y yo nací en no sé cómo se llama acá esto? en la vereda, la banqueta… y mi madre se enojó con la sociedad y empezó a caminar hacia el Sur. Hace 57 años una mujer sola y una prostituta eran lo mismo, en algunas cosas el hombre avanza, evoluciona, hoy una mujer sola es una mujer sola, que se separó, no funcionó, a lo mejor tendrá otra chance. Yo sigo pensando que tenemos una mujer prevista por Dios, una. Yo la tuve por eso vivo solo, yo soy viudo, tuve mi mujer y sigue viviendo en mi corazón, solo una mujer tiene un hombre, algunos les cuesta encontrarla y van de mujer en mujer hasta que llegan a la de él, que se yo, pero yo pienso que es una tarea inútil. Si Dios la tiene prevista te va a llegar sola, sino, no la puedes ir a buscar a la discoteca a través de la cerveza, porque es una hermana, yo le debo tremendo respeto y el amor trae la vida, no es una distracción más, no es tan inevitable, nadie se muere si no tiene un coito cada sábado a la noche.

Mi madre caminó 3500 kilómetros en 7 años, por eso yo solía decir que mi madre fue nuestro pequeño Moisés, con 7 hijos, cruzando un territorio muy difícil, un desierto, no crean que es esto ah, fruta, verde, acá Dios fue muy generoso, este flores por todos lados, mayas extraordinarios, no en el desierto de la Patagonia no hay casi nadie, llegaron algunos aventureros a buscar fortuna y esa gente es peligrosa.
Mi madre para la gente era algo así como una prostituta, porque nadie conocía al padre de esos 7 hijos y fuimos viviendo milagrosamente, digo viviendo porque es una forma de decir, no tan viviendo porque murieron 4 hermanos de hambre y de frío. Y comíamos de la basura, yo robaba también era el más hábil a pesar de ser el más pequeño, era del que menos se cuidaba la gente y así vivíamos… Ahora se me viene una imagen de mi madre extraordinaria, la veo ponerse de rodillas para agradecerle a Dios la basura que íbamos a comer… se arrodillaba ella, increíble, fíjate lo que era. Muchos años después en un lugar grande como este, con el príncipe Rainiero, en el Palacio en Mónaco, mi madre se arrodilló para agradecer lo alimentos y el Príncipe por primera vez se puso de rodillas en el suelo, quinientos dueños del mundo casi toda la aristocracia europea de rodillas porque esa mujer se ponía de rodillas antes de comer, nunca había pasado en el Palacio, por esa mujer, terminó siendo venerada, amada, esa mujer que decían que era una loca, que venía del lado de Buenos Aires

Quedamos tres, vivimos milagrosamente tres, yo el menor, dos más y mi madre, pero ya llegó un punto en que mi madre no podía ya caminar, estaba muy mal y se moría mi madre, se morían mis hermanos.

Escuché el nombre de Perón y me fui a buscar a Perón, yo tenía 8 años, tardé tres meses y medio en llegar hasta Buenos Aires, esos 3500 kilómetros, colgado en algún tren, en algún camión y llegué. Mi madre a partir de ese día, pensó que yo podía conseguir todo y tenía razón, yo creo en los milagros. Llegué a una estación de trenes que se llama Constitución y pregunté: ¿Dónde puedo hablar con Perón? Imagínate, el vendedor de verduras que le pregunté, la cara que habrá puesto, un niño que llega a Washington diciéndole cómo hablo con el señor Clínton?...

Y había una multitud muy grande esperando al lado frente a la Catedrál al Presidente y a Eva Perón porque había un Tedeum, y yo era pequeño y la policía no se cuidaba de mí, viste, había un cordón y además era raquítico, yo era muy chiquito y logré pasar y llegué al auto del Presidente y me dijo que querés? Y le dije un trabajo, tengo 2 hermanos y una madre y la tierra del fuego está muy mal y Eva llamó a un señor y le dijo encárguese de esto. Y conseguimos una escuela, imagínese lo que era una escuela, nosotros cuidábamos la escuela, y limpiábamos la escuela, cuando se iban los niños, sacábamos los bancos de la aula y poníamos dos colchones y dormíamos, los tres hermanos en un colchón y mi madre en otro, era un paraíso y 160 pesos se sueldo que era más o menos un 30 o 40 por ciento menos de lo que ganaba un empleado en un banco, era como una fortuna para nosotros, era como 300 dólares, imagínate lo que era. Mi madre la llevaron a internar a Buenos Aires, fíjense lo mal que estaba, que estuvo un año y dos meses internada en Buenos Aires, la salvaron y mis hermanos sobrevivieron de milagro. Al poco tiempo me internaron a mí durante tres semanas porque cuando mi madre ya volvió del hospital en Buenos Aires, porque yo tenía problemas serios mentales. Yo tenía un solo sueño, el único sueño que tenía era conocer a mi padre y matarlo, ese era mi sueño, lo deseaba con fervor, imagínate cuando me contabas hoy lo de El Salvador, ese señor que me impresionó mucho, yo busqué años a mi padre para matarlo, imagínate como estaba. El segundo sueño, si es que me daban una chance, el segundo sueño después de eso, cuando iba a dormir, morir… yo no quería vivir, entonces no hablaba. Hablé milagrosamente con Perón ese día porque era una obligación, yo a los 6 años recién hablé, la primera palabra que dije fue Sara que era el nombre de mi madre y ya no hable más. Tenía problemas cerebrales muy serios entonces cuando me internaron a las 3 semanas, el médico le dijo a mi madre: Mire señora no se haga ninguna ilusión intelectual con su hijo, porque perdió muchas neuronas, entonces él podrá hacer algún oficio simple, peón de campo, albañil y mi madre preguntó por qué? Porque perdió muchas neuronas. Mi madre por supuesto no sabía que era una neurona, preguntó que era una neurona, el médico le explicó, cuando salimos mi madre me abrazó y me dijo: “No te hagas ningún problema, con las poquitas que quedan vamos a hacer lo máximo posible”. Esa era mi madre...
 

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