Vamos cruzando por la vida del tren de la muerte viendo como el progreso acaba con la gente.
Por defender mi libertad me quedé solo y tal vez ese sea el premio. No será porque hace mucho tiempo aprendí que un lobo es una maravilla, pero muchos una jauría.
Solo absolutamente solo, egipciamente solo como el Sinué, bíblicamente solo como Job, oficialmente solo como el poder, políticamente solo como el Alsogaray, naturalmente solo como Néustar, si Néustar hubiera participado en el éxodo de Moisés, lo habría hecho fracasar porque hubiese estado a favor del Faraón.
Es más, ya ni siquiera estoy prohibido que para un cantor de mi calaña es una vergüenza, solo como Margaret Tacher en Cosquín, solo como Hitler en el Once.
Bueno solo dentro de lo posible, porque nadie puede estar absolutamente solo aunque lo quiera hasta Ortega necesitó de Gasset.
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