“Por cada niño ansioso que evita la escuela, no duerme y se preocupa por todo, hay uno que despierta sonriendo a diario - gracias a este libro...”
"¿Por qué mi hija no puede superar la ansiedad?", susurró Ana, con voz quebrada... "¿Qué estoy haciendo mal como madre?"
Sus ojos enrojecidos me decían que llevaba noches sin dormir.
"Lo he intentado todo.
Hablar con ella. Distraerla. Premios por ser valiente. Castigarla cuando se resiste. Respiraciones
profundas. Incluso terapia...
A veces parece mejorar un poco, pero siempre vuelve la ansiedad, a menudo peor que antes.
Cada mañana es una batalla. Gritos. Lágrimas. Vómitos. Golpes en las paredes.
Mi marido ya no puede más... dice que soy demasiado blanda.
En la escuela me miran como si fuera una incompetente. Como si todo fuera MI culpa.
Ayer Maria se escondió bajo la mesa en clase. Otra vez.
La maestra llamó... otra vez.
Los cumpleaños son una pesadilla...
Las vacaciones un infierno...
Ya no nos invitan a casas de amigos.
Y lo peor no es el agotamiento, ni la vergüenza...
... Es ver a mi pequeña encerrado en esta prisión invisible mientras yo observo, impotente.
A veces me encierro en el baño a llorar en silencio.
Me pregunto si algún día volveré a ver su sonrisa despreocupada.
Mi hija está desapareciendo ante mis ojos. Y no sé cómo ayudarla."
Recibo mensajes como este cada semana.
Como psicóloga especializada en ansiedad y depresión durante 16 años, he descubierto por qué tantos padres se sienten atrapados en este ciclo sin fin.
Y es que la mayoría de los métodos para la ansiedad infantil están tratando el problema equivocado.
Verá, la ansiedad no es un "defecto de carácter" ni un "problema de comportamiento".
Y no siempre es culpa del padre o la madre.
La ansiedad es un mecanismo de protección que se ha desajustado en el cerebro de su hijo.
Es como una alarma antirrobo hipersensible que suena con la más mínima brisa, cuando debería activarse solo ante peligros reales.
Cuando entendemos esto, nos damos cuenta de que regañar, razonar o incluso consolar a un niño ansioso, puede reforzar accidentalmente ese sistema de alarma defectuoso.
El secreto que he descubierto después de trabajar con cientos de niños es un método completamente diferente...
Un método de "recalibración" que literalmente enseña al cerebro del niño a distinguir entre amenazas reales e imaginarias, desactivando ese sistema de alarma hiperactivo.
No es complicado. Cualquier padre o madre lo puede seguir e implementar rápido en casa.
He recopilado este método completo en "La Mente Tranquila" - mi sistema paso a paso para padres que quieren ver a sus hijos liberados de la prisión de la ansiedad.
Haga clic para descubrir cómo más de 1,600 familias están ayudando a sus hijos a sonreír nuevamente y abrazar la vida sin miedo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario