lunes, 15 de abril de 2024

LOS PAPELES DE FACUNDO CABRAL. 12. Transcripción Juana Macedo. FACUNDO CABRAL.

 

En Buenos Aires, Raúl Alonso pinta lo que debería haber pintado yo, como Vallejo sufrió inteligentemente para los ignorantes que jamás lo entenderían, como Neruda descendió a la política en vano y Lorca fue inocentemente erótico.

Aquí mismo el sol, como una revelación, aparece entre las nubes, se abre paso a través de ellas como mi canción por las hendijas que dejan las gaseosas que deciden, cobarde, dictatorialmente, que música se escuchará en el mundo, en el mundo donde muchos creen en la lucha de clases y por esa razón no ven que el individuo puede elegir la clase que quiera, pertenecer a una o a la otra, o a las dos, o a ninguna, que nada le impide dirigir o ser dirigido, que puede elegir que su vida sea hambre o festín.

Por creer que es una sola cosa (francés, musulmán, gobernador o comunista) el hombre olvida que es todo, por eso cree que se habla de él solo cuando se habla de Alemania, o se siente ofendido solo cuando se burlan de Inglaterra, o se siente un patriota cuando gana en Winbledon, o se enoja porque Maradona erró un penal (es el mismo que se alegra cuando hace un gol con la mano pero lo acusa antes que la ley por la cocaina).

Por pensar en abstracciones como en la patria, el hombre se distrae de si mismo, es decir de la única realidad porque solo cuando uno se da cuenta de sí mismo existe el universo, es decir que cuando nos damos cuenta somos ricos (el amor por todas las cosas hizo de Van Gogh un genio, el respeto por todo hizo de Borges mi maestro, la conciencia de que la humanidad es una familia ennoblece y agiganta a la Madre Teresa de Calcuta).

El hombre reacciona de acuerdo a sus preconceptos, lo que quiere decir que vive en una gigantesca confusión, va de un fragmento a otro, de reacción en reacción, por eso la felicidad es fugas, por eso vuelve a sufrir una y otra vez.

Este pobre hombre depende de cada acto, nunca de la totalidad, a la que ni siquiera sospecha, por eso solo ama a Elena, si lo ama y odia al resto del mundo porque cree que se interpone entre Elena y él,

El hombre que tiene la cabeza dividida cree que pierde con Italia y que gana con Brasil, no quiere entender que es parte del universo, es decir importante y eterno, por eso se siente un ser miserable, una pequeña cosa, en un oscuro rincón del mundo, al que llama San José, Tres arroyos, Tulancingo, Pasto, Cadaqués, Creta o Mc Allen y por estar fragmentado solo crea división tras división, es decir conflicto tras conflicto, dolor tras dolor, fracaso tras fracaso, desdichas que afectan a todo su existir.

Es tan grande la ignorancia del hombre cuando dice yo soy esto o aquello cree hablar de una totalidad (cada fragmento que es, y son muchos, afirma ser la totalidad, por eso lo que acepta uno por la mañana lo niega otro por la tarde, esa es la ciclotimia que lleva al hombre de caos en caos, que transforma a su vida en una gran confusión, que le hace adorar y odiar a la misma persona en un par de semanas, a veces de un momento a otro, si no actúa como él espera).

El yo del hombre cree que el tú es otra cosa, le cuesta entender el yo - tú, el otro extremo que los confirma, no comprende que cuando dice yo soy también está diciendo tú eres.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario