En mil novecientos treinta y siete salí de mi madre pero entré en el vientre del mundo. En mil novecientos cincuenta y cuatro caí violentamente al desierto enpujado por Jacques Prevert y otros poetas (Verlaine, por ejemplo, que era dilecto de Borges, que es mi dilecto), y me encontré con Jesús, que me hizo nacer definitivamente a los diecisiete años y al costado del Atlántico (después, la lluvia borró mis huellas y ya no supe regresar a casa). De todas maneras siempre sentí que había nacido demasiado temprano o demasiado tarde, recién ahora siento que llego a tiempo a todas partes porque coincido con el tiempo de todos pues estoy en la eternidad de lo esencial, por eso cualquier cosa que haga es inevitable.
Ya no voy con el dedo acusador delante y se debilitaron mis instintos criminales, dejé de maldecir y comencé a bendecir, ya no blasfemo, ahora agradezco. Por fin tengo el esqueleto blando, y esto se lo debo al furioso baile de mi espíritu, ahora voy y vengo fácilmente de mi mismo, mi hambre ya no necesita a la comida y vaya adonde vaya siempre estoy alrededor del alma. La poesía se ha quedado cerca y embellece todo, por eso me escucha la gente. Fácilmente llego a la esencia de las cosas, donde constantemente nace algo. Todo lo que canto llega a destino porque ya conozco el secreto = el mundo muere y renace constantemente y en cualquiera de sus costados se manifiesta lo milagroso (No hay desesperación que no sea iluminada, no hay acto que no sea emocionante, todo feto avanza hacia el nacimiento).
Desde que siento que soy parte del universo todo es melodía (ahora sé que bendigo a Tchaikovsky!) Sin tiempo ni espacio porque soy uno con mi destino (lo supe al entregarme), voy en todas direcciones con el único ritmo. Estoy solo y feliz y esto significa que corté el cordón umbilical (que plenitud se siente cuando uno no extraña el vientre materno, ni sueña con el más allá, que serenidad la eternidad!).
Ahora puedo provocar vida en todas partes porque amo a cualquiera. Antes me simbolizaba en el arte, ahora me simbolizo en mi ser, por eso me son fáciles los milagros, por eso las palabras son claras y la alegría mucha = he convertido mi vida en arte!.
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