A Facundo Cabral le preguntaron dónde le gustaría envejecer?
Londres. No Londres exactamente. Oxford, el pueblecito, el lugar en el que entré la primera vez y supe y pensé: “Acá me gustaría despedirme de la vida”, porque vi una gran biblioteca y pocos cuartos y sólo aceptan gente sola y no hay música funcional ni aire acondicionado. Y dije: “Acá me sentaría a leer a Thomas Mann, a Italo Calvino, a Marguerite Yourcenar; releería algunas cosas de Borges, principalmente la poesía, y moriría en paz con todos esos libros alrededor, en un sillón inglés”
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