FACUNDO CABRAL 1992 - 5
Transcripción Juana Macedo
-Cabral escuchándote me doy cuenta que la vida ha sido dura, difícil para ti y lo sigue siendo verdad? Sin embargo hablas tan favorablemente de la vida, hablas de esperanza, que no crees en la suerte, ¿de dónde sale toda esa fuerza y toda esa esperanza?
De la adversidad, Jesús fue grande después de la cruz, lo que hizo antes, Él dijo: cosas más grandes verán y cosas más grandes harán también no, lo dijo y hay gente que las hace hoy. Yo he visto cosas prodigiosas, por ejemplo que esté sentado esta noche aquí, te diría que para la ciencia es imposible, por ejemplo. Pero es de la adversidad, un poco de hambre, un poco de frío hacen que el hombre llegue a ser normal, sencillo. Si no hubiese sido la vida tan dura yo no gozaría hoy un clossan cada mañana. No necesito tener el auto alemán más grande y no lo niego, cuidado sé que es maravilloso, lo tienen mis amigos, de vez en cuando si tengo ganas subo y ellos me llevan. Tampoco tengo hijos, tengo en todo el mundo amigos que tienen hijos y son como mis hijos, este pero es de la adversidad.
Si hubiera vivido siempre con comodidad no apreciaría esta noche, si no hubiese llorado porque no podía comunicarme con nadie… Si pudiera hacer un resumen rápido, mi padre se va antes que yo naciera y tuve que nacer en la calle y caminamos 6 años con mi madre con 7 hermanos durante 3500 kilómetros cruzando la Patagonia argentina, en esos 6 años mueren 4 de hambre y de frío y quedamos 3, comía de la basura, robaba, lo que te imagines. A los 8 años yo me creía capas de todo ya, porque podía sobrevivir. Alguna vez un hermano en el camino le dijo a mi madre: “todos tienen casa menos nosotros” y mi madre le dijo: “ Ellos tienen una sola casa porque son pobres, solo tienen una casa, nosotros somos ricos porque Dios nos dio un mundo para caminar” y yo empecé a tener el orgullo que tengo hoy de vivir casi a la intemperie, salvo dormir en los hoteles y caminar día por día por todo el planeta. Me fui a ver a Perón en el año 46, tardé 3 meses y medio, no sé si lo habrás conocido cuando estuvo acá, yo tenía 8 años cuando lo busqué porque me decían a Perón le interesan los pobres y yo en esa época creía que un hombre podía hacer algo por los hombres y lo fui a buscar, tardé tres meses y medio en llegar hasta Buenos Aires, imagínate todo lo que pasó. Y llegué a Perón y a Eva Perón y le dije: quiero un trabajo y nos dieron una escuela, mi madre se quedó a vivir con mis hermanos en esa escuela y yo me fui solo a vivir a los 8 años y medio.
A los 11 era alcohólico, robaba para beber una botella de alcohol por día y mi sueño era conocer a mi padre, porque siempre anduve armado, para matarlo. A los 14 años tenía veinticuatro robos, la policía se enojó y fui a la cárcel de menores por cuatro años. Pero empezó ahí Dios a hacerse presente en mi vida. Había un Jesuita extraordinario, no dogmático, no sectario, un verdadero hombre religioso y me llevó al primer paraíso que conocí: la biblioteca, eso después me unió muchos años después a Borges que él también conoció el primer paraíso en los libros, eso lo comentamos siempre con él. Y ahí aprendí a leer y a escribir; se tardaban 12 años. 6 años de primaria y 6 de secundaria para entrar a una universidad. Yo hice esos 12 en 3 y lo que ya era más inteligente que la policía me escapé un año antes, a los 17.
Y cuando me escapé conocí a un señor que me dijo: Ahí va un miserable que no sabe que es un príncipe porque es un hijo del rey y me volví para saber de qué me estaba hablando y esa noche conocí a Jesús. Pasaron hasta ahora 160 países, 132 o 133 discos grabados en el mundo, veintipico de libros, mi mejor amigo acaba de cumplir 90 años por eso fui a Buenos Aires y es el padre que yo quería matar, que lo conocí cuando tenía 46. Así que imagínate si se puede ser un poquito mejor y cómo no voy a agradecer a la adversidad que hoy puedo gozar la amistad, la libertad, el saber que tengo mi vida al servicio de la sociedad, eso es fantástico, fue la adversidad.
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