Salmos, 64
2.Escucha, oh Dios, mi voz cuando me quejo, me amenaza el enemigo, guarda mi vida;
3.escóndeme del complot de los malvados y de las maniobras de los criminales.
4.Afilaron sus lenguas como espada, tienen sus flechas, palabras de amenaza,
5.que tiran a ocultas contra el inocente, las lanzan de improviso y sin miedo.
6.Se animan entre sí para hacer el mal, estudian cómo disimular la trampa y dicen: "¿Quién verá
7.o quién descubrirá nuestros secretos?" Los sacará a la luz el que escudriña el fondo del hombre, lo profundo del ser.
8.Pero Dios les lanza sus flechas, y se ven heridos de repente.
9.Sus propias palabras los hicieron caer y los que los ven los miran sin piedad.
10.Cada cual entonces empieza a temer, dice en voz alta que es obra de Dios, y comprende su acción .
11.El justo se alegrará en el Señor y en él confiará; se congratularán todos los de recto corazón.
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