domingo, 30 de noviembre de 2014

FACUNDO CABRAL. SU MEJOR TESTIMONIO (Cuarta parte)

FACUNDO CABRAL Su mejor Testimonio - 4
(Transcripción Juana Macedo)

Pero les voy a contar lo que pasó en la cárcel porque esto es maravilloso, digo que soy un tipo con suerte porque me cruzo con gente extraordinaria, me la pone ahí cerquita. Yo era un tipo muy revoltoso y antisocial en la cárcel, entonces tenía pleitos todos los días en el patio, en el patio es donde te juntás a ciertas horas y cuando nos juntábamos en el patio siempre había pleito y yo fui siempre muy solitario, tenía pleito contra 4, contra 5, vivía siempre a los golpes.

Había un jesuita, en la cárcel, a los que amo por supuesto y me dijo: te van a matar aquí. Acá te va a ir muy mal y yo voy a ver si te puedo salvar, te voy a cambiar de lugar me dijo. Y me llevó a un lugar donde no iba nadie, era un lugar de la cárcel, me puso un colchón en la biblioteca, porque ahí nadie va a leer, es más la mayoría ni sabía leer, entonces yo era como un campeón, que vivía como en la suite de este hotel, con mi biblioteca propia, pero era analfabeto. Y yo había visto libros, claro, sabía que habían libros en el mundo, pero no sabía de qué se trataban, en la escuela donde estaba mi madre, por ahí vi muchos más libros y libros bellos, grandes, de colores, buena textura de piel, de papel, hoy los amo. 

Yo perdí la vista tres veces en los últimos años y yo siento la gravitación física de los libros, los amo, además tengo todos el motivo más grande del mundo para amar los libros porque yo soy hijo del libro de los libros, de la Biblia, yo nací ahí, imagínense, hace poco fui a la feria del libro en Miami y no llegó mi libro, entonces yo le dije a la gente ¿Qué hace un autor aquí sin su libro? 

Pero les voy a decir que yo tengo mucho derecho de estar aquí, porque yo soy hijo del Libro de los libros.

Así que yo le preguntaba al Jesuita, Simón se llamaba, como aquel Simón ¿Simón que hay en ese libro marrón? Ahí está la historia de un general corso Napoleón y me contaba cosas, me contaba las historias… y me contó todas las historias. Y en el libro verde, y en el libro verde ahí te podes enterar de cómo se comía en la época de Moises y quién fue Moises, me contaba la historia de Moisés, y me empecé a volver loco con las historias que me contaba el Jesuita Simón.

Y un día me dijo: yo no puedo estar leyéndote y contándote historias todos los días porque aca hay doscientos y picos de muchachos y yo no puedo estar contigo, así que no me jodas. Mejor vamos haciendo una cosa, si yo tengo tiempo y vos querés, fíjate que hábil, yo te puedo enseñar a leer y yo me quedé encerrado 3 años ahí, aprendí a leer y a escribir, entonces leía a Mark Twain, había el segundo volumen de las confesiones de San Agustín padre ahí adentro, ahí estaba Freud, Tolstoi, el gran inspirador de Gandhi junto con Jesús, lo decía Gandhi eso, estaba Whitman decía cosas prodigiosas, a la mañana le decía a la naturaleza “despierta que tu amante ha llegado” y yo empecé a conocer a otra gente, mucho mejor que lo que era el esposo de mi madre, que la policía, que la sociedad cobarde, mucho mejor gente.

Y un día, me di cuenta que en esos tres años, había hecho mucho más de lo que yo creía, porque en Argentina se hacía 6 años de primario (no sé cómo le llaman ustedes) y 6 años de secundario no? Y después uno entra a una carrera, es igual. Yo hice esos 3 años padre, los doce. A los 21 años y unos meses había terminado la carrera de Filosofía y Letra (aplausos…). Porque estaba todo el día en eso; si cualquiera de ustedes se mete solamente a estudiar por ejemplo a San Mateo, o a Buda si les place, o a lo que sea, será muchísimo lo que aprenderán en 3 años. Solo en eso yo vivía encerrado leyendo y con el auxilio del hombre brillante, que conocía las excelencias de la vida. 

Por eso decía con orgullo Freud y gente tan interesante para mi vida, hoy y tal vez para siempre. Entonces yo ya era más inteligente que la policía, me escapé fácil.

A los 2 meses y días que me escapé de la cárcel, yo ya era otra persona, ya había desaparecido el alcohol, en la cárcel aunque les parezca mentira, se puede beber, hay gente que mete el alcohol, se arreglan con la gente de ahí, le dan un peso, lo roban, siempre aparece, como la droga, lamentablemente. 

Cuando tuve algo en mi corazón y en mi cabeza, ya no había vacio por lo tanto ya no había lugar para el alcohol. Uno bebe o necesita mucho dinero cuando está vacío por dentro, sino necesita el dinero justo. Mi madre decía: “Tomad de la mesa del Señor solo lo necesario para que no falte a nuestros hermanos lo suficiente”… y cuidado que no les está hablando alguien que sea adicto a la pobreza, porque yo soy Príncipe, soy hijo del único Rey. Es decir, no somos pobres (Aplausos) Sigue 5...

2 comentarios:

  1. Simplemente agradecer por tomarse el trabajo de compartir sabiduría. Por eso amo a este grupo

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  2. Me encanta la filosifia de vida de este gran ser humano...lo admiro y siempre sera asi...este donde este....!!!

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