Bajar, aunque sea por media hora, en Santa Cruz de la Sierra a las cinco de la mañana, es tan loco como como pensar que es progreso la furiosa locura de producción de Japón o Alemania, claro espejo de su impotencia, de su pánico, de su poco talento para vivir. Su gigantesca actividad propaga la muerte que llevan dentro, como la indolencia del sudamericano es un suicidio lento y el poder siempre está en manos de la gente muerta. Esta gente envenenará a todos para que nazca el nuevo hombre, aunque nunca sospecharon semejante destino. Entonces el hombre, liberado de compromisos, será inmortal.
No fue más misterioso caminar el misterioso mundo ni buscar en el arte la bendita semejanza con el creador ni trajinar los laberintos de la mente en busca de respuestas a las preguntas del corazón.
No fue más misterioso descubrirme en los otros ni perder, mágicamente, el camino de regreso a la que, misteriosamente, era mi casa.
No fueron más misteriosos esos misteriosos asuntos que coincidir contigo en este punto del planeta para alimentar al amor, misteriosa razón del universo.
El que ama ha conocido adiós, porque dios es ammor
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