Dos hombres habían compartido injusta prisión durante largo tiempo en donde recibieron todo tipo de torturas, maltratos y humillaciones. Al recobrar su ansiada libertad, volvieron a verse años después en tierras lejanas. Uno de ellos le preguntó al otro.
- ¿Y tu alguna vez te acuerdas de nuestros carceleros?
El aludido, con toda serenidad, respondió:
- No, gracias a Dios, ya olvidé todo, eso pertenece al pasado, ya no existe para mi. ¿Y tu?
El otro, arrugando el ceño, dijo consternado:
¡No, yo no puedo olvidar tanto tormento!, ¡Continúo y seguiré odiándolos con todas las fuerzas de mi existencia!.
Su amigo lo miró unos instantes y luego sentenció:
- Lo siento por ti. Si eso es así, significa que aún continuas preso, que aún no recobrar la preciosa libertad.
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