martes, 5 de marzo de 2024

LO CORTEZ NO QUITA LO CABRAL. 29ava parte. Facundo Cabral. Alberto Cortez

 

Tanto el gorrión como el chimango, el chingolo y el hornero, son pájaros típicos de la pampa. A.C.

Cesar Vallejo y Pablo Neruda. A.C.

Mi pueblo es una pequeña población en mitad de la pampa infinita. Se llama Rancul y linda al sur con Bairoleto un bandido legendario al que la voz popular atribuye la hazaña heróica de robar a los ricos para aliviar a los pobres. Al norte con el humos interminable de los cordobeces, al este con la lejanía insalvable de la insensibilidad capitalina y al oeste con el remoto horizonte que esconde detrás de si, la imaginación fecunda de las invisibles cumbres andinas. Lejos de todo y tan cerca de nada, salvo de mis mejores recuerdos que atesoro celosamente. Una infancia feliz de un mundo que de tan pequeño cabía entero en los bolsillos de mis pantalones cortos. Un mundo que con Osvaldo Aberasturi (El vasquito) empezamos a llenar de poesía con el mismo afan con que las abejas llenan de miel las celdillas del panal de la cobija. En las noches estivales, en la tribuna sideral de cualquier médano callejero, elevábamos la voz a las estrellas australes con la exaltación de los poseídos nominando a Rancul: "Atalaya del oeste" o "Fortín inexpugnable de todos los vientos". ¿Porqué será que los primeros garabatos poéticos pasan siempre por la  grandilocuencia? "Los títeres añejos de un noctámbulo genio / deámbulan en la noche/ transminados de splin". Así empezaban aquellos versos lastimosamente inconclusos de Osvaldo Amábamos las palabras y las estrofas raras. y nos conmovíamos hasta las lágrimas con la Antología de Juan de Armando Tejada Gómez o con el Salmo Bagual de Edgar Morisoli que aún nos alumbra con su talento.
Un día, de golpe, sin aviso se presentó la distancia y tuve que partir. Dejé mis queridas calles de tierra y de sueños al tiempo que en mis pupilas alagrimadas se perdían en lontananza los viejos andenes de la estación. La borrosa mancha de pañuelos blancos que se fue haciendo pequeña a medida que el tren se alejaba, significó el final de mi infancia, de mi adolescencia y el comienzo inmisericorde de la nostalgia. Refunde mi pueblo en mi corazón una y mil veces a medida que mi saudade crecía, un buen día se tornó insoportable y tuve que liberarla para aliviarme. Descargué de un tirón toda mi morriña en esta canción que ahora tanto me halaga Facundo al interpretarle magistralmente. A.C.

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