lunes, 25 de marzo de 2024

LO CORTEZ NO QUITA LO CABRAL. (COMPLETO). Transcripción Juana Macedo. Facundo Cabral, Alberto Cortez.

LO CORTEZ NO QUITA LO CABRAL

Historia de un concierto que hará historia. Textos de FÁBULAS Y CANCIONES.

Esta es una historia de complicidades. Viene desde el fondo de los tiempos. Precisamente desde cuando el primer mono bajo del árbol con intenciones de dejar de ser un simio y convertirse en un hombre. Al erguirse en su nueva condición de ser racional, lo hizo con él, el orgullo. No supo este primer “homosapiens” hasta mucho tiempo después, que el orgullo era un sentimiento extremadamente frágil por ser variable y fácil de confundir con otros sentires como la soberbia, la altanería, la vanidad, el endiosamiento, la egolatría, el desdén, la fatuidad, la Patria, los nacionalismos y un amplio repertorio de distorsiones.

El orgullo iba a tener diferentes tipos de protagonismos a lo largo de toda su historia. Desde el principio marcó serias diferencias con otras sensaciones íntimas en el alma del recién amanecido ser racional. Por orgullo compitió y quiso dominar a sus iguales. Para conseguirlo recurrió a su también recién estrenada imaginación. Sus brazos no eran más largos que los de sus congéneres, para poder golpear antes sin recibir golpe de vuelta, comprendió que debía tratar de alargarlos. Lo consiguió atrapando entre sus manos el primer garrote, es decir la primera máquina de matar. El garrote es el antecedente más lejano en el tiempo del dominio del hombre sobre el hombre. Es el tatarabuelo del miedo y sus consecuencias. Cuando aquel primer hombre levantó el primer garrote para partir la primera crisma, estaba dando origen al primer agresor y al primer agredido. Las inferencias tienen nombres propios. Wounded Knee, Verdun, Hiroshima, Vietnam, Tlatelolco, Sabra y Chatila, Tucumán y una infinita lista de lugares recordados por las tremendas matanzas que en ellos se han perpetrado. Con los tiempos y especialmente en las más cercanos a los nuestros, el orgullo ha ido mudando de piel y ha permanecido en los más cercanos a los nuestros, el orgullo ha ido mudando de piel y ha permanecido a manera de excusa para justificar apetitos, digamos menos románticos y más prácticos como el monedero, la barriga y el sexo.

El garrote por su parte ahora se llama Wall Street y al que lo esgrime se le conoce como banquero, economista, político, su ilustrísima, multinacional, General Policía, revolución y por supuesto también Patria y nacionalismo, es decir árbol y rama, recursos que aun conservamos intactos de nuestros antepasados los primates. Afortunadamente no todos los simios que bajaron del árbol levantaron el garrote para repartir golpes a diestra y siniestra, utilizando el miedo para someter a los demás. Hubieron algunos, no muchos por cierto, que en lugar de utilizar el raciocinio para dominar, lo usaron para crear belleza y recrearse en ella. Estos seres fueron los que realmente se olvidaron del árbol para avanzar erguidos hacia el futuro. Naturalmente fueron considerados por los “garroteros” como seres incómodos y hasta despreciables por su afición a la sensibilidad y por supuesto nominados por aquellos con epítetos peyorativos como soñadores, insumisos, artistas, locos, sediciosos, inconformistas, etc. Además siempre fueron juzgados, más por su condición humana externa, racial o política que por sus valores íntimos y reales. Negros, indios, blancos, judíos, comunistas, homosexuales, católicos, budistas, agnósticos, pacifistas, etc.

Curiosamente estos son los inventores de las artes y las ciencias, es decir los preclaros que miraron hacia arriba y se preguntaron que serían esos puntos tan brillantes en el firmamento y por qué estaban allí. Directamente de esa línea de enhiestos primates descienden Aristóteles y Borges, Bach y Picasso, Galileo y Fellini y Shakespereare y Beethoven y Cantinflas y Van Gogh y Camus y Caruso y Brel y Madame Curie y Verdi y María Callas y Withman y Almafuerte y Cocteau y Andrés Segovia y Einstein y Cervantes y Charly Parker y García Márquez y Paco de Lucía y los hermanos Writte y Serrat y Chopin y Groucho Marx y Neruda y Victoria de los Ángeles y el Dante y todos los que creemos sin la menor de las dudas que vale la pena soñar y sentir y escuchar el canto de la vida, respetarla y cuidarla, jugarse por ella y no jugar con ella.

De esta línea de alzados simios y sin pretensiones comparativas, sospecho que descendemos Facundo Cabral y los que comparten con nosotros las más humilde de las intenciones, hacer lo que más amamos, cantar por la vida y la esperanza.

Esta complicidad es una complicidad basada en nuestras coincidencias éticas y estéticas. El amor por la palabra y su voz más alta, la poesía, por la música y la conjunción mágica de ambas cosas en el milagro de una canción, nuestro mutuo sentido del humor y la decisión irrenunciable de ganarnos la vida haciendo lo que más nos gusta.

¿Qué cómo nos conocimos?

Muy sencillo iba yo en un vuelo sideral por el Parnaso, cuando un ángel me subyugó con su canto. ¡Perdón! Pero debo preservar la salud del relato y para ello se hace necesario un aterrizaje, digamos, de urgencia reacondicionando el párrafo a la realidad.

Iba yo en un taxi por Mar del Plata cuando a través de la radio escuché que alguien cantaba melodiosamente acompañado por una guitarra: “Ella no dice nada, solo sonríe cuando en lugar de sopa, sirve jazmines”. El conductor no supo decirme de quién se trataba, pero afortunadamente al terminar la canción el locutor mencionó al interprete y al autor que eran la misma persona, es decir Facundo Cabral. Traté de comprar el disco, y me resultó imposible. Un buen amigo que lo tenía me hizo el favor de copiarlo en un cassette. No solo la canción aludida era una canción de bella factura si no también el resto de las obras que conformaban aquel acetato. Al escuchar la cinta quedé fascinado, especialmente con otro tema titulado “No soy de aquí”. De regreso a mi lugar de residencia habitual es decir España, propuse al productor Rafael Trabucchelli y al inolvidable Waldo de los Ríos incluir “No soy de aquí” en el que sería mi inminente nuevo disco.

A los pocos días de nuestra versión comenzó a sonar en todas las emisoras españolas y muy pronto se convirtió en una canción muy popular. Al año siguiente regresé a la Argentina y también a Mar de Plata. Allí conocí personalmente a Facundo. Desde el principio se estableció entre nosotros una corriente de simpatía, acrecentada por nuestras coincidencias en Borges y en Brel. Esa amistad ha permanecido viva y floreciendo en amor y respeto hasta ahora mismo cuando escribo estas cuartillas en la habitación 203 del hotel Imperial Reforma de la ciudad de México. Hay un amplió anecdotario entre nosotros, pero prefiero guardar celosamente ese material, con la íntima intención de incluirlo algún día en las que pudieran llegar a ser mis memorias. Ahora intentaré una pirueta, una especie de salto mortal en el tiempo, para tratar de narrar cómo se gestó la idea de:

En 1993, el empresario de Puerto Rico Tony Pérez, nos contrató a los dos por separado, para juntarnos en el escenario del Teatro de las Bellas Artes de San Juan. Hasta ese momento no habíamos coincidido nunca en espectáculo alguno. Durante el encuentro en Puerto Rico no hubo entre nosotros el más mínimo asomo de divismo, cada quién guardó su lugar y el respeto por el otro. Nos daba igual quién iba a abrir y quién iba a cerrar el recital. Esto suele ser motivo de desavenencias entre intérpretes más o menos famosos, cuando se trata de espectáculos multi personales. En ese sentido creo que si existen dos anti-divos en el mundo esos somos Facundo y yo. El público de San Juan, nos regaló el privilegio del éxito, tanto en asistencia como en aplausos. Poco tiempo después repetimos la experiencia en el Lincoln Center de Nueva York, en Miami y en Washington con resultados similares. En alguna de estas tres ciudades de la Unión Americana, sin poder precisar en cuál de ellas, uno de los dos tiró la idea sobre la mesa del desayuno, del almuerzo o de la cena.

-¿Y si escribiéramos un guión conjunto para realizar una experiencia totalmente nueva para ambos?.

-Sería fenomenal para el año que viene, ¿no?

-Facundo, ¿por qué no te venís a pasar unos días en mi casa de Madrid y desarrollamos alguna idea?

-Acepto y así será.

Tanto a Emilio Valencia, agente de Facundo, como al mío, Omar Lauría, la idea les pareció brillante. Más tarde se reunieron con Mario Brambila, (además de agente artístico en México es un entrañable amigo) y entre los tres establecieron una especie de sociedad para llevar al escenario lo que se nos pudiera ocurrir a Facundo y a mí, por descabellado que fuera. Antes de terminar el 93, la "cosa" se puso en marcha y en enero del 94, Facundo me anunció su llegada y con ella empezó la fiesta. Nos pasamos todo el tiempo hablando, cantando, intercambiando puntos de vista, componiendo canciones, contándonos los últimos chistes y finalmente redactamos el proyecto. El espectáculo se llamaría: "Lo Cortez no quita lo Cabral", sugestivo título para algo también tan sugestivo como simple y diferente. Prescindiríamos de cualquier recurso de acompañamiento electrónico corriente en los espectáculos de hoy en día, por uno totalmente acústico, es decir, volveríamos al origen de un gran piano de cola en el escenario y por supuesto, a un pianista excepcional que lo toque. Ricardo Miralles era nuestro hombre. Hablamos con él y su entusiasmo coincidió con el nuestro.

Cuando Facundo tomó el avión de regreso a Buenos Aires tuvimos la sensación de que algo bueno iba a pasar de allí en delante. Yo me quedé con la tristeza de su partida y con mi pequeña bodega de vinos bastante mermada, pero feliz de haberla compartido con el amigo. Jorge Garrido, iluminador y Ángel Gómez, técnico de sonido, tuvieron la primera copia del guión en sus manos al día siguiente y comenzaron de inmediato a establecer necesidades, disponibilidades y por supuesto a diseñar el escenario y toda la parte técnica. Nos volvimos a juntar los tres, Miralles, Facundo y yo, esta vez en México a mediados de marzo, para informar de nuestros proyectos a los medios de comunicación, grabar algunos "spots" publicitarios de televisión y participar con Ricardo Rocha en sus dos programas. "En Vivo" y "Para gente grande". La estancia en la gran capital mexicana, nos sirvió además para ensayar diálogos y canciones. El debut, quedó establecido para el 5 de mayo siguiente en el Teatro de la Ciudad de México. A mí me quedaba todavía el compromiso de cantar una serie de conciertos firmados con anterioridad en Colombia, entre el 10 de abril y el 2 de mayo. El 3 llegamos a México y nos pusimos sin descanso a limar los últimos detalles hasta el mismo día del debut. El 5 de mayo a las 20,30 hrs., Javier Arévalo, nuestro regidor dio la orden de "Arriba el telón".

Yo no quiero llamarme como me llamo...

Yo quiero que me llamen, fábrica. campo,

pueblo del sur, amigo, sudor, trabajo

camino de herradura, jornal y Sancho.

Marisma. salinero, candil de barco

molino de la mancha, viento serrano,

pan áspero y moreno, duelo y quebranto,

que no quiero llamarme como me llamo.

Yo quiero que me llamen buen hortelano,

palomar y colmena, pozo y establo,

pescador de bajura, cosecha y hato,

palmera de Levante, mina y arado.

Como quieran, llámenme como quieran,

propios y extraños, pero no por mi nombre,

pero si por mi canto, por las cosas que siento,

por las cosas que amo, que no quiero llamarme

como me llamo.

Yo quiero que me llamen perro sin amo,

tierra no redimida, vino barato, herrero

campesino de cal y canto,

que no quiero llamarme como me llamo.


"Yo no quiero llamarme como me llamo"

Texto: José F. DIcenta

Música: A, Cortez


Contaban los viejos que alguna vez en el pueblo hubo un dictador que no era un déspota sino un buen hombre al que dieron todo el poder porque era el mejor, por eso la gente puso al pueblo en sus manos, pero al poco tiempo se cansó de que todos le dieran la razón, de aguantar a las reinas de la primavera y de no tener con quién perder al póquer. Lo que no lo dejaron renunciar, lo mató la soledad del poder, pero antes dejó estas hermosas leyes, órdenes amorosas de un hombre bueno que amaba las bellezas de la vida: Ordeno que en este pueblo nada valga tanto como la vida, entonces la verdad será lo que buscaremos tomados de las manos. Ordeno que cualquier día de la semana tenga la luminosa categoría del domingo. Ordeno que haya flores en todas las ventanas, que permanecerán abiertas para que llegue a las casas el verde canto de la primavera. Ordeno que el hombre confíe en el hombre como el día confía en la noche como la noche confía en la lluvia y la lluvia en el viento. Ordeno que los hombres se liberen de las mentiras y de la coraza del silencio para que puedan sentarse con los hermanos a conversar la belleza y la justicia. Ordeno que recuerden al profeta Isaías: El lobo y el cordero pastaran juntos y la comida de ambos tendrá el mismo gusto a aurora. Ordeno que todo pan tenga el sabor de la ternura. Ordeno que la alegría sea la única bandera del pueblo y el amor sea única arma. Desde este momento el dinero tendrá fecha de vencimiento para que nadie pueda acumularlo para tener poder sobre sus hermanos. Una sola aristocracia, la del espíritu, un sólo privilegio, la inteligencia.
F. C.


Dejo la escoba, se lavó las manos siguió cantando pero muy bajito.
No se peinó ni lavó los pisos, se quemó el pastel, se cambió el vestido.
No leyó los diarios y cerro los libros al final de cuentas, siempre es lo mismo.
Apagó la radio encendió las velas y al llegar la noche se durmió contenta.
Temprano en la mañana se levantó radiante y escribió con dentrífico en el espejo del baño su nuevo apellido.
Alzó la copa, la copa vacía, y brindó con nadie, llena de alegría.
Le dijo un verso, un verso de Whitman a la golondrina que paso de prisa.
Entre las cortinas se perdió bailando, intentó una mueca, terminó llorando, tuvo mucho miedo pero fue muy lindo: A las seis en punto, María tuvo un niño.
(Facundo Cabral)

Este es un nuevo día para empezar de nuevo,             
para buscar al ángel que me crece los sueños.            
Para cantar, para reír, para volver a ser feliz.

Siempre se puede empezar de nuevo, ahora mismo le puedes decir basta a la mujer que ya no te gusta, al hombre que ya no amas, al trabajo que odias, a las cosas que te encadenan a la tarjeta de crédito, a los noticieros que te envenenan desde la mañana desde el helicóptero, a los que quieren dirigir tu vida. Ahora mismo le puedes decir basta al miedo que heredaste porque la vida es aquí y ahora mismo.

En este nuevo día yo dejaré el espejo y trataré de ser por fin un hombre bueno.
De cara al sol caminaré y con la luna volaré.
Facundo Cabral.


Borges decía que Buenos Aires es la ciudad más europea de América y la más americana de Europa, lo que también quiere decir que los argentinos somos europeos desterrados, que la amistad es una pasión y la policía una mafia y que los Argentinos hemos pasado del Francés al Inglés y del Inglés a la ignorancia. Hablando de Borges, hay que desconfiar de los genios porque a veces se hacen los muertos. Carlos Fuentes recuerda que los mexicanos descienden de los astecas, los peruanos de los incas y los argentinos de los barcos.

Mi tío Pedro decía que un argentino es un señor que siempre tiene un problema para cualquier solución.

Misteriosamente Buenos Aires es el capricho de mi corazón, por eso allí comienzo y termino cada vuelta al mundo, el mundo que a pesar de tanto homicida y tanto suicida sigue siendo un paraíso. Me gusta volver a los pingüinos de la Tierra del Fuego y al cóndor de la cordillera de los Andes, a la que Neruda cantó como nadie. Me gusta volver al Ecuador para sentarme frente al Cotopaxi, el volcán sagrado, principalmente en sábado. Me gustar los amaneceres en Machu Pichu y los domingos en Chichicastenango donde los mayas esperan. 

Sabían los mayas  que ser hombre no es fácil pues no nacemos para aumentar la confusión sino para aclarar misterios, que no nacemos para competir con los dioses sino para honrarlos, que no nacemos para gozar la belleza natural sino también para crearla, es decir para crear un bello mundo humano en la bella naturaleza, es decir para armonizar con ella, no para someterlo. Sabían los mayas que nacer es un dolor que la vida compensa.

Me gusta juntarme con los Chamulas en San Cristobal de las Casas...

¡Los chamulas le ofrecen a Dios huevos de gallina y Pepsi cola, que les gusta mucho, por eso creen que Dios se alegra con la ofrenda, lo que es muy inocente porque Dios sabe mejor que nadie que no hay como la coca cola!
Y con los Tarahumaras en la sierra Madre de Chihuahua.

Alguna vez en Guacholi, le pregunté a un Tarahumara qué era la muerte para ellos y me dijo : Eso, señalando mi reloj.

Me gusta esperar a las ballenas grises en la baja California y nadar con los delfines en Ixcaret. Me gusta encontrarme con los Yaquis en el desierto de Sonora para descargar la cabeza y enriquecer el corazón.

Luciano, querido amigo y filósofo de la comunidad yaqui, tenía una escuela para desaprender y esto me recuerda a Bernard Shaw que decía: Mi educación fue muy buena hasta que me la interrumpió el colegio.

Me gusta Amsterdam, en donde la libertad es tan natural como la lluvia.

Ni siquiera el honorable amor es un motivo honorable para perder en su nombre la honorable libertad.

Me gusta volver a Roma, principalmente al trastevere en otoño.

En el Campo de Fiore, lo vi dándole migajas a las palomas. Asombrado y conmovido, le pregunté: ¿Usted es el que yo creo? Y el me dijo: Yo soy el que tú quieras. Usted es el maestro, le dije y me contestó: No, maestro es el que puso delante de mí y a mí delante de ti, yo soy Arthur Rubinstein.

Me gusta París donde siempre encuentro el arte (Marceau, Rodin) y Calcuta, donde siempre me encuentro con la alegría, es decir con la madre Teresa, que nos recuerda que el lugar del hombre está donde sus hermanos lo necesitan. Me gusta volver a Teheran donde, alguna vez encontré a un Derviche mendicante en medio de un basurero y cuando le pregunté cual era el lugar que más le gustaba me dijo: Este, porque aquí me trajo el Señor. ¿Quien podría haber elegido un lugar mejor para mi?. Me gusta volver al mar muerto en donde los Esenios iniciaron a Jesús que nos ilumina.

Jesús sabía que llegaría este día en que los hombres se acercan a la palabra como los animales sedientos al agua porque hemos llegado a un punto en que cambiamos o desaparecemos.

Me gusta ver el león en libertad, espléndido debajo del sol de mediodía.

Para pasar por algunas comunidades africanas hay que dejar un tributo, un presente, generalmente un hombre de la caravana, porque a las negras le gustan los blancos.

Me gusta el tigre de bengala que era el dilecto de Borges que sigue siendo mi dilecto, me gusta volver al Caribe que es un anticipo del paraíso.

Cuando García Márquez ganó el premio Nobel de literatura, los periodistas corrieron a la casa de su madre para saber que opinaba y ella les dijo: Lo único que se es que mi hijo tiene muy buena memoria porque todo lo que escribió se lo contaron. Esto me recuerda al querido Juan Rulfo, el que cada vez que alguien le preguntaba porque hacía tantos años que no escribía contestaba: Porque la gente que me contaba las historias se murió.

De vez en cuando me gusta pasar por EE,UU y comprobar que los gringos ya no son tan poderosos porque hace como treinta películas que están matando al mismo vietnamita. En Estados Unidos los negros se hacen boxeadores, para poder pegarles a los blancos legalmente.

Alguna vez le pregunté a mi tio Pedro, cual era la diferencia entre los senos de una mujer blanca y los senos de una mujer negra y me dijo: "Una sola, los de la blanca salen en Play Boy y los de la negra en National Geographic". Por el supe entre muchas cosas, que un cuarteto es lo que queda de una orquesta sinfónica cubana después de una gira por Europa y que la diferencia entre una bruja y una hechicera es: veinte años de matrimonio.

Me gusta volver a las ardillas del Central Park y a las maravillas de Paul Klee, Modigliani, Matisse y Picasso en el Museo de Arte Moderno. Me excita Nueva York, donde se juntan lo mejor y lo peor del mundo, donde la elegancia no hace caso del cuchillo en el sombrero. Hace algún tiempo, después de un concierto que ofrecimos con Alberto en el Lincoln Center un periodista del New York Time me dijo: Estoy de acuerdo en que Dios es siempre justo; a veces ando como distraído. Le pedí un ejemplo de lo que digo, si Dios estuviera siempre atento y fuera siempre justo. Usted debería tener tanta difusión y tanto éxito como Julio Iglesias. Usted cree que Dios sabe todo? Le pregunté y él me dijo: por supuesto!

Entonces, le dije, Dios sabe que Julio necesita más dinero que yo para vivir, por eso le dio más éxito, pero Dios también sabe que yo necesito más libertad que Julio para vivir, por eso me hizo más libre. F,C.

Dice el gaucho de La Pampa donde comencé a cantar
que cuando el caballo es de uno no lo tenemos que atar.

Si la tenes que cuidar tanto, todavía no es tu mujer.
Una tarde mexicana me dijo Laura Esquivel:
A la mesa y a la cama solo se llama una vez.

Tienes que estar atento para no quedarte fuera de la fiesta.
En la Sierra Tarahumara a una niña le escuché
¿Pa, que voy a tener hambre si no tengo que comer?
Los Tarahumara creen que Dios solo les permite
hasta donde alcanza su brazo< (Desear más allá es decir
donde no alcanza es sufrimiento seguro)
El deseo es el principio del conflicto,
a cuanto más deseo más desdicha, por eso San Francisco decía:
Deseo poco y lo poco que deseo, lo deseo poco.
Al costado de Florencia un Jesuita me enseñó
que es mejor que uno no pida, aquello que nunca dio.


San Agustín aconsejaba, solo pide justicia,
pero sería mejor que no pidieras nada, o dicho de otra manera
no interrumpas con tu pequeña cabeza la grandiosa tarea del Señor.

Alguna vez un presidente de mi país le dijo a mi madre cuando se la presenté
!Que gusto de conocerla Sara! ¿En qué puedo ayudarla?
Y ella le contestó: ¿Con que no me jode es suficiente?

Los gitanos de Sevilla nunca dejan de cantar,
que es mejor gastarse andando que cuidarse en un lugar.

No pierdo tiempo en cuidarme, la vida es bello peligro,
del peligro de amor mi madre tuvo siete hijos.
Si hubiera cuidado de mi padre y su fervor,
a la reunión de esta noche le faltaría un cantor.

Dicen los hombres barbados del desierto de Negev
que aunque uno esté dormido no deja de amanecer
En la India milenaria de los viejos aprendí
que solo aquel que ha vivido tiene derecho a morir.

Por el tiempo que he vivido yo les puedo asegurar
que el amor nunca se muere solo cambia de lugar.

El amor no muere, cambia de lugar, la mujer que uno perdió
la ganó otro, la mujer que otro perdió la ganó uno.
Yo salí de mi pueblo dejando una novia y volví
encontrando una cuñada. Unos años después,
cuando vi en la bola de grasa que se había convertido, le dije
a mi hermano; !Gracias!.

(Texto y música de Facundo Cabral)

Era callejero por derecho propio su filosofía de la libertad fue ganar la suya, sin atar a otros y sobre los otros o pasar jamás.

Aunque fue de todos, nunca tuvo dueño que condicionara su razón de ser libre como el viento era nuestro perro, nuestro y de la calle que lo vio nacer.

Era un callejero con el sol a cuestas, fiel a su destino y a su parecer, sin tener horario para hacer la siesta ni rendirle cuentas al amanecer.

Era nuestro perro y era la ternura, esa que perdemos cada día más y era una metáfora de la aventura que en el diccionario no se puede hallar.

Digo "nuestro perro", porque lo que amamos lo consideramos nuestra propiedad y era de los niños y del viejo Pablo a quien rescataba de su soledad.

Era un callejero y era el personaje de la puerta abierta en cualquier hogar y era en nuestro barrio como del paisaje, el sereno, el cura y todos los demás.

Era el callejero de las cosas bellas y se fue con ellas cuando se marchó; se bebió de golpe todas las estrellas se quedó dormido y ya no despertó. Nos dejó el espacio como testamento, lleno de nostalgia, lleno de emoción. Vaga su recuerdo por los sentimientos para derramarlos en esta canción.

"Callejero". A, Cortez

Dios tomó forma de mendigo y bajó al pueblo, buscó la casa del zapatero y le dijo: "Hermano soy muy pobre, no tengo una sola moneda encima, estas son mis únicas sandalias y están rotas, si tu me hicieras el favor de arreglarlas". El zapatero respondió:Estoy cansado de que todos vengan a pedir y nadie a dar. Yo puedo darte lo que tu necesitas, le dijo el Señor. El zapatero desconfiado porque esta viendo a un mendigo, le preguntó: ¿Tu podrías darme el millón de dólares que yo necesito para ser feliz? Yo puedo darte diez veces más pero a cambio de algo, dijo el Señor. ¿A cambio de qué preguntó el zapatero?. ¿A cambio de tus piernas, contesto el Señor.

El zapatero preguntó: ¿Para que quiero diez millones de dólares si no podré caminar?.
Entonces dijo el Señor. Puedo darte cien millones de dólares a cambio de tus brazos. El zapatero preguntó: ¿Para que quiero yo diez millones de dólares si ni siquiera voy a poder comer solo. Entonces dijo el Señor, puedo darte mil millones de dólares a cambio de tus ojos. El zapatero pensó poco y respondió: ¿Para que quiero mil millones de dólares si no voy a poder ver a mi mujer, a mis hijos, a mis amigos?
Entonces el Señor le dijo: "Ay hermano, hermano, que fortuna tienes y no te das cuenta".

Yo no se quién va más lejos, la montaña o el cangrejo.

Pobrecito mi patrón piensa que el pobre soy yo

Quién sabe si el apoyarse es mejor que el deslizarse.

Pobrecito mi patrón piensa que el pobre soy yo.

Más que el oro es la pobreza lo más caro en la existencia.

Pobrecito mi patrón piensa que el pobre soy yo.

Solamente lo barato se compra con el dinero.

Pobrecito mi patrón piensa que el pobre soy yo.

Lo importante no es el precio si no el valor de las cosas.

Pobrecito mi patrón piensa que el pobre soy yo.i 

Si amas al dinero, a lo sumo llegarás a un banco,
pero si amas la vida, seguramente llegarás a Dios.
Pobrecito mi patrón piensa que el pobre soy yo.

Dominar es su manera y así nadie se libera.
Pobrecito mi patrón piensa que el pobre soy yo.

El conquistador, por cuidar su conquista se transforma en esclavo de lo que conquistó, es decir que jodiendo se jodió.

Que me importa ganar diez, si se contar hasta seis.
Pobrecito mi patrón piensa que el pobre soy yo.

Aprende del agua que es humilde y generosa con cualquiera. Aprende del agua que toma la forma de lo que abriga: en el mar es ancha, angosta y rápida en el río, apretada en la copa. Aprende del agua que se te escurre entre los dedos, tan graciosa como la espiga que se somete a los caprichos del viento y se dobla hasta tocar con su punta la tierra pero pasado el viento la espiga recupera su erguida postura, mientras el roble, que por duro no se doblega, es quebrado por el viento. Se blando como el agua para que el Señor pueda moverte graciosamente en cumplimiento de tu destino y serás eterno como El porque solo el que deja trascender por lo trascendental, sera trascendente.

Hablando de amigos. Decía Jorge Guillen poeta de la luminosa generación del 27 española 
"Amigos y nadie más... el resto, la selva".

Atahualpa Yupanqui decía que un amigo es uno mismo en otro cuerpo.

A mis amigos les adeudo la ternura y las palabras del aliento y el abrazo, el compartir con todos ellos la factura que nos presenta la vida, paso a paso.

A mis amigos les adeudo la paciencia de tolerarme las espinas más agudas; los arrebatos del humor, la negligencia, las vanidades, los temores y las dudas.

Un barco frágil de papel, parece a veces la amistad pero jamás puede con el la más violenta tempestad porque ese barco de papel, tiene aferrado a su timón, por capitán y timonel: un corazón.

A mis amigos les adeudo algún enfado que perturbara sin querer nuestra armonía; sabemos todos que no puede ser pecado el discutir, alguna vez, por tonterías.

A mis amigos legaré cuando me muera mi devoción en un acorde de guitarra y entre los versos olvidados de un poema, mi pobre alma incorregible de cigarra.

Un barco frágil de papel, parece a veces la amistad pero jamás puede con el la más violenta tempestad porque ese barco de papel, tiene aferrado a su timón, por capitán y timonel: un corazón.


Amigo mío si esta copla como el viento, adonde quieras escucharla te reclama, serás plural, porque lo exige el sentimiento cuando se lleva a los amigos del alma.

Que suerte he tenido de nacer para estrechar la mano de un amigo y poder asistir como testigo al milagro de cada amanecer.

Que suerte he tenido de nacer para tener la opción de la balanza, sopesar la derrota y la esperanza con la gloria y el miedo de caer.

Que suerte he tenido de nacer para entender que el honesto y el perverso son dueños por igual del Universo aunque tengan distinto parecer.

Que suerte he tenido de nacer para callar cuando habla el que más sabe. Aprender a escuchar esa es la clave si se tiene intenciones de saber.

Que suerte he tenido de nacer y lo digo sin falsos triunfalismos. La victoria total, la de mi mismo se concreta en el ser y en el no ser.

Que suerte he tenido de nacer para cantarle a la gente y a la rosa y al perro y al amor y cualquier cosa que pueda un sentimiento recoger. 

Que suerte he tenido de nacer para tener acceso a la fortuna de ser río, en lugar de ser laguna, de ser lluvia en lugar de ver llover.

Que suerte he tenido de nacer para comer a conciencia la manzana sin el miedo ancestral a la sotana o a la venganza final de Lucifer.

Pero sé, bien que se, que algún día también me moriré. Y si ahora vivo contento con mi suerte, !Sabe Dios! ¡Que pensaré cuando mi muerte? ¿Cuál será en la agonía mi balance? no lo sé, nunca estuve en ese trance.

Pero se bien que sé, que en el viaje final escucharé el ambiguo tañir de las campanas saludando mi adios y otra mañana y otra voz, como yo, con otro acento le dirá a los cuatro vientos: Que suerte he tenido de nacer.


En esta ocasión estos versos resultan insuficientes, pues valdría decir también: que suerte he tenido de nacer para compartir tantas cosas bellas con este gran artista y gran amigo que es Facundo Cabral y con un músico excepcional y un caballero como pocos que es Ricardo Miralles. 

También con todo un equipo de magníficos profesionales y mejores seres humanos, como son, Jorge Garrido, Angel Gomez, Javier Arévalo, Luis y Rodrigo Neri, Mario Brambila, Emilio Valencia y Omar Lauría. 

Finalmente con Lo Cortez no quita lo Cabral hemos querido encender una pequeña luz  esperanza a la oscura agresión cotidiana de una sociedad cada día más hostil y deslumbrada por valores superfluos y banales. Hemos querido decirle al hombre "de a pie", "a la hormiga cotidiana" que labora incansablemente por ser mejor y no le dejan, que por cada intento recibe la bofetada gris de los que saben que los mediocres son más fácilmente manejables, que no se derrumbe y se entregue a la desesperanza. Que aún queda camino por andar y se puede. Traemos las voces altas de Machado, de Borges o la del entrañable "viejo" Almafuerte:

Si te postran diez veces, te levantas, otras diez, otras cien, otras quinientas...

No han de ser tus caídas tan violentas ni tampoco, por ley han de ser tantas.

Con el hambre genial con que las plantas asimilan el humus avarientas, deglutiendo el rencor de las afrentas se formaron los santos y las santas.

Obsesión casi asnal, para ser fuerte, nada más necesita la criatura, y en cualquier infeliz se me figura que se rompen las garras de la suerte...

!Todos los incurables tienen cura cinco segundos antes de la muerte!


Está la puerta abierta. La vida esta esperando
con su eterno presente, con lluvia o bajo el sol.

Esta la puerta abierta, juntemos nuestros sueños para vencer al miedo que nos empobreció.

La vida es encontrarnos para eso nacemos
porque el punto más alto es llegar al amor.

Y no hay amor de un solo hay amor de todos y por ese motivo estamos hoy aquí.

Esta la puerta abierta juntemos nuestros sueños para vencer al miedo que nos empobreció. 

Iremos de uno en uno, después de pueblo en pueblo hasta rodear al mundo con la misma canción.

Todas las cosas bellas comenzaron cantando. 
No olvides que tu madre cantando te acuñó.

Hay una sola religión, el amor, hay un solo lenguaje, el del corazón, hay una sola raza, la humanidad, hay un solo Dios y está en todas partes.

No soy de aquí
Texto y música de Facundo Cabral.

Me gusta el sol, Alicia y las palomas el buen tabaco y la guitarra española, saltar paredes y abrir las ventanas y cuando llora una mujer.
Cuando llora de alegría por supuesto.

Me gusta el vino tanto como las flores
y las amantes pero no los señores
me encanta ser amigo de los ladrones
y las canciones de... "Cabral".

No soy de aquí ni soy de allá
ni tengo edad ni porvenir
y ser feliz es mi color de identidad.

Me gusta estar tirado siempre en la arena o en bicicleta perseguir a ... cualquiera o todo el tiempo para ver las estrellas si es posible con Paloma Sanbasilio en el trigal.

No soy de aquí ni soy de allá
ni tengo edad ni porvenir
y ser feliz es mi color de identidad.


"Cuando un amigo se va"
Texto y música de: Alberto Cortez

Cuando un amigo se va  queda un espacio vacío,
que no lo puede llenar la llegada de otro amigo.

Cuando un amigo se va queda un tizón encendido
que no se puede apagar ni con las aguas de un río.

Cuando un amigo se va una estrella se ha perdido,
la que ilumina el lugar donde hay un niño dormido.

Cuando un amigo se va se detienen los caminos,
y se empieza a rebelar el duende manso del vino.

Cuando un amigo se va  galopando su destino,
empieza el alma a vibrar porque se llena de frío.

Cuando un amigo se va  queda un terreno baldío
que quiere el tiempo llenar con las piedras del hastío.

Cuando un amigo se va  se queda un árbol caído que ya no vuelve a brotar porque el viento lo ha vencido.

Cuando un amigo se va  queda un espacio vacío,
que no lo puede llenar la llegada de otro amigo.


El cantor no tiene nombre es el porta voz anónimo de los sentimiento y las cosas de vivir, es el aura impersonal de los valores más profundos del ser humano. No cabe en ninguna estadística ni la merece. Es como la voz del viento que "llega en traje de fiesta cuando en las tardes de astío se desata la tormenta" que trae la noticia de la lluvia refrescante. El cantor eleva y subleva, redime y aplaca, es euforia y paciencia. El cantor siempre está donde debe estar porque el canto tiene su morada es el espíritu en las ansias,en la esperanza y en la desesperanza, en el grito de rebeldía y en la ternura de una caricia. Cuando digo cantor, no me refiero a los "tenores huecos" de Antonio Machado, sino a los que caminan erguidos con el hombre y su escencia. Es decir, el ente desnudo y su circunstancia. José Fernando Dicenta, poeta de averiguar las profundidades del alma escribió este texto y algunos otros como El amor desolado, La canción de las cigarras y Si no te tengo a ti, a los que les puse música por requerimiento de un trabajo radiofónico que realizamos juntos a mediados de los años setenta en Madrid, fue una coproducción entre la Cadena SER Española y la Deutche Welle de Alemania que se llamó "Como el ave solitaria" no mucho tiempo después a José Fernando seguramente por tenerlo lleno de poesía se le rompió el corazón un día del que no quiero ya recuerdos para que no sigan horadando en el mío. A.C.

Vengo del primer hombre maravillado por las bellezas de mundo, por eso a través mio te hablan los beduinos del Negev que todavía hablan arameo, la lengua del hijo del carpintero de Belen, Los esenios que lo iniciaron y lo acompañaron al Jordán para que lo bautizara el Bautista, como estaba escrito. A través mio hablan Los Discípulos de Confucio y el maestro de Buda. Los compañeros de San Francisco, los ayudantes de Michel Ángelo, el sacerdote que conoció la obra de Basch antes que nadie. Los campesinos que vieron pintar a Van Gogh. Los vietnamistas que trabajan en los arrozales con el agua hasta la cintura, los vaqueros texanos, los artesanos mexicanos, los mineros bolivianos, los cantores uruguayos, los panaderos chilenos, el gaucho de la Patagonia, por eso este es el libro de todos, el del mundo el de la vida, un pacto para que no olvides la promesa de juntarnos como Dios quiere, para formar la familia que Dios quiere; libre, creativa, generosa y por lo tanto feliz.
F.C.


El amor es el que ama, nosotros solo somos piezas con las que juega el amor que es la razón del universo es decir Dios. El amor confirma que nacemos para encontrarnos, (la vida es el arte del encuentro decía el amigo Vinicius de Moraes) somos hijos del amor, por lo tanto nacemos para la felicidad, fuera de la felicidad son todos pretextos. Hay tantas cosas por gozar y nuestro paso por la tierra es tan corto que sufrir es una pérdida de tiempo, (alguna vez le preguntaron a mi madre ¿Siempre es feliz? y mi madre contestó: ¿Conoce otra manera de vivir?. En una sociedad tan loca, debemos cuidar, ante todo, nuestra salud mental, nuestra alegría, en momentos como el que vivimos, lo más inteligente es hacerse a un lado, detenerse y meditar, porque si no nos apartamos seremos socios de esta locura de todos contra todos. (Con no sumarnos a la locura, ya estamos haciendo algo por la cordura.) Llegará el día en que serán mayoría los que se aparten, entonces la humanidad comenzará a cambiar, saldrá de la violencia que destruye y entrará al amor que construye. Hemos hablado mucho de nuestras diferencias, es hora de hablar de lo que tenemos en común (por ejemplo, la vida) no olvides que nuestro deber es amarnos los unos a los otros (el Padre lo viene diciendo desde Isaías, es decir setecientos años antes del amado Jesús), por eso debemos buscar coincidencias, armonizar diferencias, por eso al pobre le hablo de esperanza y al rico de conversión. La esperanza salvará al pobre y la conversión purificará al rico. La esperanza y la conversión acercarán a nuestros hermanos y nosotros debemos trabajar para ese encuentro. Decía Gandhi al que Tagore bautizó como Mahatma, es decir, alma grande: dicen que soy un héroe, yo, pequeño, débil, tímido, casi cobarde. Si a pesar de ser lo poco que soy pude hacer lo que hice, ¿que no podrían hacer ustedes juntos?. Decía Walt Witman, al que Borges amaba tanto como yo: Me canto y me celebro, me celebro y me canto y te canto. Porque cada átomo que me pertenece te pertenece, porque cada átomo que te pertenece me pertenece porque tu y yo somos la misma cosa. Con esa idea nos juntamos para celebrar la vida en este concierto, embellecido por las luces que maneja Jorge Garrido para iluminar a las metáforas, para encender aún más a los fervores, para sugerir al pueblo o a la mujer a la que le estamos cantando, Ángel Gómez ordena el sonido para llegar saludablemente a todos sin molestar a los pájaros, para envolver sutil y amorosamente el más suave acorde de Ricardo Miralles que llena con la mejor música (Falla, Ravel, Michel, Legrand) todos los rincones de los teatros desde mucho antes del comienzo de los conciertos, es decir que nos anticipa y nos embellece la fiesta de todos los días, la que provoca el arte, que es la manera más inteligente de la alegría. 

Este cuento, alimentado por la realidad, tiene un duende, Javito por el que el escenario es la casa de la más amorosa familia. F.C.


Érase un niño que cada mañana de la vida salía a caminar por las calles del mundo para convertirse en lo primero que veía, es decir que por el mar era el mar y por la montaña, la montaña, hasta que una noche, por una mujer, se convirtió en un hombre que cada mañana de la vida sale a caminar por las calles del mundo para convertirse en lo primero que ve, principalmente un niño. F.C.


Esta canción la compuse por sugerencia de mi querido amigo Piero, a quien desde estas líneas rindo mi sincero homenaje de admiración y respeto. Piero (Es un buen tipo mi viejo...) desde hace cierto tiempo a dedicado su trabajo (en consecuencia, su vida, porque solo hace lo que ama) a los demás. Esos "demás" son los niños abandonados de la que nuestra América es lamentablemente docta. Este cantor ha pasado de la palabra a la actividad específica. Se ha propuesto la quimera de crear una guardería infantil de ser posible cada día, en cualquier lugar de este largo continente adonde son necesarias como requeridas. A ello dedica todo su esfuerzo, su talento y su economía. Como las necesidades desbordan en mucho sus mejores intenciones, nos ha pedido a un grupo de compositores amigos la creación y realización de canciones basadas en los Derechos del niño, aprobados por las Naciones Unidas al tiempo que se aprobaban los Derechos humanos. El disco sería distribuido en el mundo por UNICEF. y otras organizaciones humanitarias. Yo escogí el derecho a la identidad y compuse Yo quiero ser bombero. Lo grabamos con la invalorable colaboración de Juan Pardo y Paloma San Basilio. El arreglo musical y la dirección corrió a cargo de Ricardo Miralles. Cuando estábamos escribiendo el guión de Lo Cortez no quita lo Cabral le hice escuchar la canción a Facundo y fue tal su entusiasmo que decidimos incluirla también en nuestro proyecto. Creímos y seguimos creyendo que su difusión servirá ampliamente a los maravillosos planes de nuestro querido Piero. Ojala que así sea. 
A.C.

Mi madre amaba esta canción tanto como ustedes y como yo, es más, debería haberla escrito yo, pero Alberto me la plagió antes de que a mí se me ocurriera y es comprensible porque tenemos en común el lenguaje de la infancia y el mismo paisaje, la interminable llanura que nos confirma el infinito que nos enamora de la eternidad (Yupanqui, nuestro cantor mayor como la guerra y la paz de Tokstoi, es una manera de la eternidad), la desnudez de la pampa donde señorea la milonga (ese blues de la patagonia) que siempre es un manifiesto, una declaración de principios, una confesión pública. Con Alberto compartimos muchos fervores: Antonio Machado, Quevedo, Lope de Vega, Neruda, Almafuerte, Brel, Borges, la libertad, los aviones, el vino, el queso, el pan, la flora y la fauna, principalmente los gatos, misteriosos señores de la noche, dueños de las baldosas calientes, creados por Dios para que nos hagamos la ilusión de estar acariciando un tigre. Con Alberto compartimos el jazz, que es la manera más bella de la libertad y los clásicos, que le hicieron pensar a Schopenhauer que la música es la más misteriosa manera  del tiempo). Con Alberto y con Ricardo nos cruzamos muchas veces en muchos lugares del mundo hasta que decidimos caminar un rato juntos para divertirnos con lo que más amamos y para compartir la esperanza que nos enriquece día a día, que nos junta con los que quieren vivir con las que saben que la vida está en el presente enriquecido por lo mejor del pasado. (Dice el Martín Fierro que olvidar las cosas malas también es tener buena memoria) F.C.


Tanto el gorrión como el chimango, el chingolo y el hornero, son pájaros típicos de la pampa. A.C.

Cesar Vallejo y Pablo Neruda. A.C.

Mi pueblo es una pequeña población en mitad de la pampa infinita. Se llama Rancul y linda al sur con Bairoleto un bandido legendario al que la voz popular atribuye la hazaña heróica de robar a los ricos para aliviar a los pobres. Al norte con el humos interminable de los cordobeces, al este con la lejanía insalvable de la insensibilidad capitalina y al oeste con el remoto horizonte que esconde detrás de si, la imaginación fecunda de las invisibles cumbres andinas. Lejos de todo y tan cerca de nada, salvo de mis mejores recuerdos que atesoro celosamente. Una infancia feliz de un mundo que de tan pequeño cabía entero en los bolsillos de mis pantalones cortos. Un mundo que con Osvaldo Aberasturi (El vasquito) empezamos a llenar de poesía con el mismo afan con que las abejas llenan de miel las celdillas del panal de la cobija. En las noches estivales, en la tribuna sideral de cualquier médano callejero, elevábamos la voz a las estrellas australes con la exaltación de los poseídos nominando a Rancul: "Atalaya del oeste" o "Fortín inexpugnable de todos los vientos". ¿Porqué será que los primeros garabatos poéticos pasan siempre por la  grandilocuencia? "Los títeres añejos de un noctámbulo genio / deámbulan en la noche/ transminados de splin". Así empezaban aquellos versos lastimosamente inconclusos de Osvaldo Amábamos las palabras y las estrofas raras. y nos conmovíamos hasta las lágrimas con la Antología de Juan de Armando Tejada Gómez o con el Salmo Bagual de Edgar Morisoli que aún nos alumbra con su talento.

Un día, de golpe, sin aviso se presentó la distancia y tuve que partir. Dejé mis queridas calles de tierra y de sueños al tiempo que en mis pupilas alagrimadas se perdían en lontananza los viejos andenes de la estación. La borrosa mancha de pañuelos blancos que se fue haciendo pequeña a medida que el tren se alejaba, significó el final de mi infancia, de mi adolescencia y el comienzo inmisericorde de la nostalgia. Refunde mi pueblo en mi corazón una y mil veces a medida que mi saudade crecía, un buen día se tornó insoportable y tuve que liberarla para aliviarme. Descargué de un tirón toda mi morriña en esta canción que ahora tanto me halaga Facundo al interpretarle magistralmente. A.C.


El mundo y su gente me transformaron en un hombre universal, por eso hoy, cuando atacan a un hombre de cualquier secta, me atacan a mí porque yo soy hombre de cualquier secta, porque soy un hombre entre los hombres, porque la humanidad, gracias a Dios es mi familia. F.C.


No importa la edad que tengas ( ¿Qué importa el tiempo en la eternidad?) Nunca es tarde siempre se puede empezar de nuevo, siempre hay un nuevo día, recuerda que Aristóteles escribió sus grandes obras después de los 55 años, que Kant escribió La Crítica de la razón pura a los 66 años, que Darwin alborotó al mundo con El origen de las especies a los 70 años, que Moisés dirigía el éxodo a los 80 años , que Tamayo pintó hasta los 91, Picasso hasta los 92 y Chagall hasta los 93. Siempre hay un nuevo día, siempre se puede empezar de nuevo, de nosotros depende que cada día sea lo que debe ser; una fiesta. F.C.


Astor Piazzola es el músico más iportante que ha generado el tango (esa ráfaga, como diría Borges) y su evolución más ambiciosa. Bandoneonista genial, fue protagonista de esa evolución desde su infancia. No puedo aseverar lo que sigue, pero he tenido noticias de su participación siendo niño aún, en el papel de "canillita" (vendedor ambulante de periódicos) en una de las películas protagonizadas por Carlos Gardel. También he oído por ahí, que tenía que viajar acompañando al cantor en el viaje que le costó la vida en un accidente aéreo en Medellín. Sus padres le negaron el permiso por su minoría de edad. Mas allá de cualquier anécdota, Astor Piazzola es la voz más elevada de la música contemporánea de Buenos Aires. Desde su Concierto para Bandoneón y orquesta, hasta su obra más celebrada y sentida: Adios Nonino, escrita a la muerte de su padre, pasando por Balada para un loco, Chiquilín de Bachín, Los pájaros perdidos y muchas otras, su prolífera vida de compositor ocupa un lugar preponderante y de vanguardia en el mundo de los grandes creadores y renovadores de la estética musical rioplatense. Murió en Buenos Aires a principio de los noventa, pero renace cada día en cada joven que abre un bandonéon para llenarse de asombro y admiración sin límites por la magia señera del gran maestro. A.C. 


"Piantao", para los argentinos, es un loco, y loco para Rousseau, es un hombre que perdió todo, excepto la razón. Tal vez Dios ve a la humanidad como un solo hombre, entonces estamos todos locos o todos tenemos razón, por eso creo que el día del juicio final nos salvaremos porque la mayoría es buena gente, (una bomba hace más ruido que una caricia, pero por cada bomba que destruye hay millones de caricias que construyen la vida.) Si los malos  supieran que buen negocio es ser bueno, serían buenos aunque sea por negocio. F.C.   


Muchas personas me preguntan si el protagonista de la canción "Callejero" existió realmente o si su historia es fruto de mi imaginación. Todos los que hayan tenido su domicilio en la calle Hurtado de Mendoza, entre Fleming y Juan Ramón Jiménez a finales de los años sesenta y principio de los setenta, pueden dar fe notarial de su notable presencia. Era un perro grande, con sospechosas reminiscencias cromosomáticas de algún antepasado mastín de descarriado. Blanco, pelicorto, con manchas negras en el lomo y en una oreja. Poseía una enorme personalidad y una independencia envidiada por todos los habitantes humanos del barrio. Amigo de todos salvo de los serenos que en aquella época cuidaban de portales y casas en las calles de Madrid. Seguramente sobre su lomo guardaría el triste recuerdo de un porrazo con nocturnidad y alevosía. En cuanto veía un sereno se lo quería comer crudo. Tampoco le gustaban los curas con sotanas, abundantes en las calles madrileñas en aquellos tiempos. Hoy deben habían tantos como entonces, pero se notan menos. Sobre este particular, prefiero no aventurar opinión ni perderme en elucubraciones, mi parcialidad sería manifiesta y no quisiera influir con mi parecer a quien esto lea. Que cada quien saque su propia conclusión. Tengo un sinfin de anécdotas sobre nuestra amistad, más no debo abusar del paciente estoicismo del lector. Me resta decir que ciertas personas le llamaban palomo, a nosotros, a los que vivíamos en el numero 9 nos respondía a nombre de Moro. Los que fuimos sus amigos estamos seguros que su nombre natural tendría que haber sido "Libertad". A.C.


El viejo Pablo, fue guardián nocturno de obra durante la construcción del edificio adonde fuimos a vivir "ella" y yo. El recogió el cachorro y lo crió. Era un hombre tímido y denotaba bonomía en los cuatro costados. Cuando el edificio estuvo terminado e ingresamos los inquilinos para habitarlo. Pablo cambió su grado de guardián nocturno, a portero de noche. Sospecho que mudar de "status" no debe haber influido demasiado en su raquítico salario. Se hacia cargo de la portería a las once de la noche, cuando Antonio, el portero diurno finalizaba su jornada. Infalíblemente el "callejero" esperaba a esa hora la llegada de su amigo. Lo saludaba sin demasiadas efusiones y se largaba, o bien a cuarto piso en donde nosotros vivíamos o bien a callejear a sus anchas. A las siete en punto del día siguiente si dormía en nuestra casa, había que abrirle la puerta, porque tenía que acompañar a Pablo hasta la boca del Metro y nada ni nadie podía impedirlo sin correr el peligroso riesgo de conocer sus enfados. Una vez cumplida su obligación, regresaba a sus asuntos, o sea arañar con su pata nuestra puerta o a jugar con los niños en el baldío de enfrente. Por el tiempo transcurrido y por la avanzada edad que tenía Pablo por aquellos días, imagino que ya se debe haber ido. Su recuerdo permanece vivo en nosotros, al igual que el de "Moro" o "palomo" o sencillamente "callejero" el ser viviente más libre que he conocido jamás.
A.C. 

No dejo de subir hacia lo mejor de mi mismo, hacia la cumbre de las excelencias, a las que solo se tiene acceso por el amor y el trabajo. Después me sacarán todo, inevitable, fatalmente, para facilitarme el vuelo a un estadío superior, como el espíritu, gracias al sueño abandona el cuerpo carcelero para volar por el universo entre el pasado y el futuro. Este momento es perfecto (la libertad embellece todo), me siento como se debe haber sentido Rembrandt al terminar el retrato del viejo eslavo. No sé, ni me importa saber, adónde estoy, por eso arriba y abajo es lo mismo, es más en esta ignorancia dichosa no hay arriba ni abajo, por eso siento que entro en el cielo cuando me meto en el mar.

Quisiera contagiarte esta alegría (ese es uno de los deberes del arte), por eso te sugiero que no creas en las sectas que usurparon la religión ni en los cobardes que le temen a Dios porque no lo aman, tampoco creas en las fábulas del principio y el fin, porque nunca hubo más principio que ahora ni más infierno que ahora, ni más paraíso que ahora porque en el presente está el impulso generador del universo. De nada sirve elaborar porque a cada momento surge lo diferente, la vida que se engendra.
F.C.

Transcripción Juana Macedo Palomino

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