EL ÁRBOL DE LOS PROBLEMAS
(Transcripción Juana Macedo)
El carpintero que había contratado para resanar mi granja acababa de finalizar su primer y arduo día de trabajo. Su cortadora eléctrica se había dañado, haciéndole perder una hora, y luego, su antiguo camión se negaba a arrancar.
Mientras lo llevaba a su casa permaneció en silencio. Una vez que llegamos, me invitó a conocer a su familia. Pero, antes de ingresar a su casa, se detuvo brevemente frente a un pequeño árbol, tocando las puntas de las ramas con ambas manos. Entonces, ocurrió una sorprendente transformación de ánimo. Su bronceada cara sonreía plenamente. Abrazó a sus dos pequeños hijos y le dio un beso a su esposa. Posteriormente, me acompañó hasta el auto. Y cuando pasamos cerca del árbol sentí curiosidad y le pregunté:
-¿Es una cábala? Le vi tocar el árbol y usted cambió plenamente.
-Es mi árbol de los problemas –contestó-
Sé que no puedo evitar tener problemas en la vida, pero hay algo que es seguro: los problemas no pertenecen a mi casa, ni a mi esposa, ni a mis hijos. Así que simplemente los cuelgo en el árbol cada noche cuando llegó. Luego, por la mañana los recojo otra vez. Lo divertido es que, cuando salgo a recogerlos, ni remotamente encuentro tantos como los que recuerdo haber dejado la noche anterior.
¡Qué sabiduría de hombre!
¡Cuánto me había enseñado!
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